Después de siete años de litigio en México y el extranjero, las boletas de la cuestionada elección presidencial del 2006 están siendo destruidas.
Ayer inició el proceso de destrucción del primer lote de boletas electorales del proceso electoral 2006, por la empresa Bio-Pappel. La empresa recibirá mil 967 toneladas de material electoral, que será triturado para transformarlas en pulpa y, posteriormente, en papel reciclado.
Antes de la destrucción del material consistente en 130 mil 480 paquetes electorales, se extrajo una muestra representativa de dos mil 358 paquetes con el propósito de realizar un estudio de comportamiento del voto ese año, boletas que al final, también deberán ser eliminadas. De acuerdo con información de El Financiero, almacenar las boletas durante siete años costó mil 267 millones de pesos.
El pasado 18 de julio, la ONU resolvió a favor del Estado mexicano la queja que presentó la revista Proceso como último recurso para conocer la manera en que se computó aquella elección, resuelta por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a favor de Calderón con una diferencia de apenas el 0.58% de los votos. Desde el 28 de julio de 2006, cuando el resultado de la jornada del día 2 aún era una incertidumbre, Proceso solicitó el acceso a las boletas, incluidas las de los votos nulos y las sobrantes e inutilizadas, al amparo del derecho a la información previsto en la Constitución mexicana y en el derecho internacional.
Aún hay dudas sobre qué pasó en el 2006 por un margen muy cerrado (0.58%) con muchas inconsistencias. La gran incógnita era si correspondían lo que dicen las actas con los paquetes, una vez destruido esto quedará la duda, justamente por aferrarse a no darnos acceso a las actas; bien dicen que “el que nada debe, nada teme”