Lo que necesitas saber:
En la llamada Edad Moderna se pactó una alianza entre Inglaterra y España que no llegó a ningún lado.
Cosas o chismesitos que se cuentan en los libros, blogs de historia, Wikipedia o una qué otra película de época y que por acá les traemos a propósito de la final de la Eurocopa 2024 entre España e Inglaterra, países conocidos por una ancestral rivalidad no sólo futbolera peeeero que en algún momento tuvieron una alianza que hasta pudo llegar a ser el inicio de un imperio.
¿Neta? Sí, el imperio más poderoso en la historia de Europa. Esta alianza no duró tanto y por lo mismo quedó en el olvido. Se trata del nada exitoso matrimonio entre Felipe II y María I Tudor.
España e Inglaterra: La olvidada alianza para crear el imperio más grande
Todo sucedió durante las expediciones desde Europa al llamado “nuevo mundo” y sus intentos de expansión en nombre de las respectivas coronas europeas.
Aquí en México nos queda clarísimo lo que sucedió con España en América tras la caída de Tenochtitlán y del imperio Inca. Sin embargo, ¿qué pasaba en Europa?
Existía una rivalidad territorial de siglos, desde el año 1373, con la alianza entre Inglaterra y Portugal para marcar territorio en la Península Ibérica, aunque con el paso de los años la presencia de Francia hizo que estos países o reinos antagonistas tuvieran algo en común: la enemistad con el reino francés.
El territorio no fue el único factor que jugó un papel importante en las relaciones de enemistad entre Inglaterra y España. La religión fue otro punto importantísimo y orita verán por qué.
Felipe II y María I Tudor
Hoy conocemos a Reino Unido como el resultado de una unión de reinos que comenzó con los de Inglaterra, Escocia, Gales y la anexión de Irlanda.
Sin embargo, en la llamada Edad Moderna —que arrancó a partir de la llegada de Cristóbal Colón a América y duró entre los siglos XV y XVIII—, el reino de Inglaterra tuvo que apechugar para forjarse como un imperio. O al menos esa era la idea.
Del otro lado de la moneda estaban las coronas de Aragón y Castilla cuya unión se materializó con la boda de los reyes Católicos —Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.
(Acá abrimos un paréntesis nomás para mencionar que en el siglo XV España no era como la conocemos hoy en día, este país estaba dividido en reinos hasta que los reyes Católicos intentaron unificar todo el territorio bajo una corona).
Dicho esto, entre 1554 y 1558 Inglaterra y España se acercaron lo suficiente mediante una alianza, ¿amorosa? O más bien táctica entre Felipe II —a.k.a el prudente y que más tarde se convertiría en rey de España— y María I Tudor, apodada la sanguinaria.
María I Tudor fue reina de Inglaterra e Irlanda. Hija del polémico Enrique VIII —sí, el mismo que rompió relaciones con el Vaticano, se autonombró jefe supremo de la Iglesia inglesa o anglicana y, aprovechando el viaje, pactó la unión de Inglaterra con Gales— y Catalina de Aragón.
El punto es que más allá del chisme de familia, esto es importante para conocer los contextos de este matrimonio táctico entre Felipe II —entonces conocido como príncipe de Asturias— y María I Tudor.
Todo porque cuando María asumió el poder como reina de Inglaterra en 1553, lo hizo entre disputas familiares que se disputaban la mera corona.
Al final, el grupo la nobleza inglesa que apoyó a María salió victorioso y buscó la restauración de las relaciones con el Vaticano. El regreso del catolicismo a Inglaterra.
María I Tudor impulsó con todo —hasta con guerras— que esto fuera posible, sobre todo porque su mamá, Catalina, descendía de una familia católica y fue deshonrada por su papá Enrique VIII, quien cortó con el Vaticano para casarse con Ana Bolena.
Como María era la esperanza de que el catolicismo regresara a tierras inglesas, España le echó un ojo y el emperador Carlos V hizo todos los trámites, gestiones, para que Felipe II se casara con María.
Y dicho y hecho, se casaron. Sin embargo, en este contexto a María Tudor la apodaron como la sanguinaria por llevar a cabo una guerra contra la iglesia anglicana con el objetivo de restaurar a la católica. ¿Lo logró? No.
Una posibilidad de expansión que no llegó a ningún lado
El matrimonio no duró, apenas unos cuatro años mientras la reina de Inglaterra luchaba por restablecer el catolicismo.
María I Tudor murió en 1558 y con su fallecimiento se llevó la posibilidad de expansión entre dos reinos que pudo llegar a ser un imperio —aunque medio equitativa la cosa porque al casarse con María, Felipe perdió ciertos beneficios al quedar como rey consorte.
El plan de la corona española es que con los hijos de María y Felipe los reinos se unirían en una sola corona —juntando a los territorios de Flandes, Borgoña, España e Inglaterra— creando un frente inquebrantable contra el reino francés.
Pero nada de eso pasó. Felipe y María no tuvieron descendientes. La unión —ya saben cómo eran antes— no se concretó. Cada corona se fue por su lado y, al final el catolicismo no se restableció.
Luego de la muerte de María I Tudor llegaría Isabel I como la mera mera de Inglaterra. Isabel fue hija de Enrique VIII y Ana Bolena y en los siguientes años disputó la hegemonía en Europa ante las otras coronas y su expansión en los territorios americanos que se convertirían en Estados Unidos y Canadá.
¿Cómo ven? Un simple juego de la Eurocopa 2024 nos remitió a esta olvidada y fugaz alianza entre Inglaterra y España.
