Sobra decir que la inflación en México está canija. Llevamos ya varios meses al borde del patatús viendo como —semana a semana— nuestras idas al súper o al mercado son cada vez más costosas. Mientras millones de familias nos adaptamos a la bronca, los datos oficiales nos cuentan una preocupante historia.
Resulta que la inflación es todavía peor cuando se trata de comida.
De acuerdo con los datos más recientes, publicados por el INEGI para la primera quincena de septiembre, la inflación general en México es de 8.7%, pero cuando nos enfocamos solo a los alimentos supera el 14%.
Inflación en la comida
Como les decíamos, la inflación general en México llegó a 8.7%, que es suficientemente preocupante. Sin embargo, los focos rojos comienzan a aparecerse en los precios de la comida —desde los productos procesados, hasta las frutas, verduras o los de origen animal, como pollo o carne.
El Índice Nacional de Precios al Consumidor señala que los alimentos y bebidas no alcohólicas han tenido un aumento del 14.52%. Además, la canasta de consumo mínimo está 9.7% más cara que el año pasado.
Y eso no es lo único —para acabarla de fregar, claro.
La inflación no subyacente, que es la que mide productos que pueden ser súper volátiles, reportó que los productos que regularmente comemos en México están aumentando considerablemente de precio.
Las frutas y verduras tienen una inflación del 14.6% en el último año y los productos pecuarios —que son carne de res, pollo, cerdo, queso, crema, mantequilla, leche, huevo— están subiendo todavía más rápido. La inflación ahí es del 15.71% en la primera quincena de septiembre.
En cuestión de productos específicos, aguas estas semanas con el jitomate, la cebolla, el pollo y la tortilla, que se están poniendo canijos.
