Uno de los aspectos que más se ha visto afectado por la pandemia de COVID-19 es la educación. Debido a que para evitar la propagación del virus se necesita el distanciamiento social, miles de niños y jóvenes de México y del mundo han tenido que convertir la sala de su casa (en el mejor de los casos) en salón de clases. Todos se ven ahora por medio de una videollamada o tomando apuntes de un programa de televisión.
¿Qué tantas afectaciones ha dejado la virtualidad en la educación?
Este 23 de marzo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020.
¿Qué tan grave es?
De los 54.3 millones de niños y jóvenes de entre 3 y 29 años, un 62% estaban inscritos en el ciclo escolar 2019-2020. Se estima que un 2.2%, es decir 738.4 mil personas, no concluyeron ese ciclo escolar y más de la mitad, el 58.9%, afirmó que fue directamente por un motivo relacionado al COVID.
Para el siguiente ciclo escolar, el 2020-2021, la población que se inscribió a la escuela fue de 32.9 millones y de esos, 92%, son población que también estuvo inscrita en el ciclo escolar pasado y 2.5 millones, el 8%, no estaban en el ciclo anterior.
Resulta que 2.3 millones de personas de entre 3 y 29 años no están inscritas en el ciclo escolar vigente (2020-2021) por motivos asociados directamente a la pandemia y 2.9 millones por falta de dinero o recursos.
Los que sí estaban en el ciclo pasado y ya no en este, son 1.8 millones, la mayoría de escuelas públicas en comparación contra escuelas privadas (1.5 millones contra 243 mil).
Si hablamos ahora de las características de las clases a distancia, el 55.7% de estudiantes de educación superior usó una computadora portátil como herramienta para recibir clases mientras que el 70.2% de alumnos de primaria usó un celular inteligente.
En el 28.6% de las viviendas con estudiantes inscritos se hizo un gasto adicional para comprar un teléfono inteligente y tomar clases, en el 26.4% para contratar un servicio de internet fijo y en el 20.9% para comprar mobiliario como sillas, mesas, escritorios o para adecuar el espacio para el estudio.
¿Y quieren regresar a clases presenciales? En el 56.4% de las viviendas piensan que el principal beneficio de las clases a distancia es que no se pone en riesgo la salud d los estudiantes, además de propiciar la convivencia familia y un ahorro de dinero en pasajes y materiales escolares.
Sin embargo, el 58.3% opinan que así no se aprende o se aprende menos, además de una falta de seguimiento del aprendizaje de los alumnos y la falta de habilidad pedagógica de los padres para transmitir los conocimientos.