Aunque sea en tierras brasileñas, la justicia se hace presente al castigar a un personaje que parecía intocable: un senador.
Por primera vez en la historia de Brasil, el Supremo Tribunal Federal ha decidido castigar a un máximo representante, esto tras ser denunciado por actos de corrupción. El castigo: cuatro años y ocho meses en prisión.
Pero como no todo puede ser perfecto, Ivo Cassol –senador por el Partido Progresista- cumplirá su condena en régimen abierto.
Cassol fue sentenciado tras la denuncia y comprobación de un fraude de licitaciones cometido durante el periodo de 1998 y 2002. Además de tener que cumplir con su castigo, el senador brasileño tendrá que pagar una multa que asciende a 201 mil reales (aproximadamente 88 mil dólares) y –para que le duela más- no podrá continuar en su cargo público.
Pero no sólo se están yendo contra representantes del partido de oposición. Además de Cassol, la sociedad en Brasil tiene su atención en el caso de dos diputados del PT (partido de la actual presidenta) también acusado de corrupción quienes ya recibieron condena de varios años de cárcel, pero a diferencia del conservador, continúan en funciones hasta que se dilucide si pierden o no automáticamente el mandato que recibieron a través del voto popular.
Aunque el castigo para Cassol llegó tras 14 años de proceso, los medios en Brasil destacan que esto es resultado de las protestas callejeras que recientemente se han presentado en diferentes ciudades del país sudamericano. Hay otros casos de políticos procesados, pero esta es la primera vez que un miembro del Congreso recibe un castigo de tal magnitud.