Seguramente muchos de nosotros recordamos aquel momento, en la lejana época de la primaria, cuando nos tardábamos horas en sacarle punta a un lápiz, al final nos terminábamos la mitad y ésta se rompía incontables veces.

Pues al parecer un hombre vietnamita, llamado Diem Chau, logró llevar esta “ciencia” de sacar punta a un punto más alto, ya que ahora exhibe en la Galería G. Gibson en Seattle, Washington, una increíble colección de puntas de lápices que los van a sorprender.

No hablamos de simples puntas o de diferentes técnicas para lograr que éstas duren: que si con una navaja, con un cuter o con el sacapuntas. Al parecer esto ya ha quedado atrás para Chau, ya que desde hace un tiempo es ha concentrado en esculpir algunas figuras en dicho pedazo de grafito.

Sus principales modelos tienen que ver con animales y alguno que otro humano, pero todos en un tamaño increíblemente pequeño. De hecho en su sitio web, el lema es The pleasure of  tiny things, porque aparte de esas puntas, tiene algunas esculturas en crayolas, trabajos con pasta pero todos en un tamaña realmente pequeño.

Pues para este señor de Vietnam, el principal fin de lápiz que es dibujar o escribir, trascendió y ahora su punta se convirtió en un arma para hacer arte.

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