Por The Climate Reality Project
Australia es la muestra clara de que el mundo enfrenta a una crisis sin precedentes y debemos tomar acción urgente. El cambio climático está transformando el mundo tal como lo conocemos. Una de las preguntas más recurrentes tras la devastación provocada por los incendios en Australia es: ¿cuánto tiempo tardarán los ecosistemas en la región en recuperarse?
La respuesta es clara: ningún lugar, país, región o hábitat vuelve a ser el mismo tras enfrentar los efectos del cambio climático, así que depende de nosotros cómo se verá el futuro. Una de las respuestas más prometedoras para imaginar y crear un porvenir menos apocalíptico son las soluciones basadas en la naturaleza (SbN), inspiradas y respaldadas por las propiedades naturales de los ecosistemas y su capacidad de regeneración, con el potencial de limitar los impactos del cambio climático, proteger la biodiversidad y mejorar la calidad ambiental, al tiempo que contribuyen a las actividades económicas y el bienestar social.
Actualmente se desarrollan en todo el mundo proyectos innovadores que buscan crear comunidades e infraestructura urbana sustentable y resiliente, donde las comunidades que las implementan estén en armonía con la naturaleza, y en equilibrio entre bienestar humano y protección a la biodiversidad. Algunos ejemplos son los techos verdes y los parques que limitan el estrés por calor en las ciudades, los humedales urbanos que almacenan agua y superficies permeables para captar el agua de lluvia.
Por ejemplo en ciudades como Dublín, Szeged en Hungría, Milán, Londres, Ámsterdam, Bilbao o Budapest ya han implementado acciones que buscan combinar la infraestructura construida (gris o de ciudad) con infraestructura natural para reducir costos en las inversiones relacionadas al sector hídrico y agrícola, aumentar la resiliencia frente al cambio climático y proveer beneficios sociales, ambientales y económicos a sus pobladores.
Países de Latinoamérica también han comenzado a implementar soluciones basadas en la naturaleza. Por ejemplo, en Chile, un proyecto analiza de qué forma los bosques pueden ofrecer protección contra las avalanchas de nieve y lodo; en Colombia, se trabaja en la restauración de tierras deforestadas y degradadas a través del fomento de actividades que promuevan la seguridad alimentaria, la mejora de la salud, los medios de vida de la población y la conservación de la biodiversidad; a su vez, Perú promueve la restauración de paisaje forestal para impulsar actividades económicas que reduzcan la vulnerabilidad de las poblaciones que dependen de los bosques, asegurando su estabilidad socioeconómica y un desarrollo sostenible bajo en carbono.
Para lograr llevar a cabo estas soluciones, se necesita que nuestra forma de vida y nuestro consumo cambien de inmediato ya que el cambio climático no espera. Mientras más rápido actuemos, más rápido podemos prevenir el aumento de la temperatura y responder ante los efectos provocados por el cambio climático que son ya inevitables. Nos quedan tan sólo ocho años para que nuestros esfuerzos de combate al cambio climático realmente tengan un impacto y nos den la oportunidad de vencer a esta gran amenaza.
Como individuo puedes hacer muchas cosas al respecto como exigir a tu gobierno que le dé prioridad al tema, ya sea asistiendo a marchas por el clima o al darle tu voto a candidatos que tomen en serio la emergencia climática dentro de sus agendas.
Con menos de un grado de incremento, hoy ya vivimos consecuencias terribles por nuestras acciones y además afectamos a miles de especies, hábitats y seres vivos, ¿qué pasará si se incrementa más la temperatura y no hacemos algo? ¡Actuemos! Las soluciones están en nuestras manos, como ciudadanos del mundo tenemos la obligación de cuidar nuestro planeta.