El hallazgo de los restos de un dinosaurio en el ejido de Guadalupe Alamitos, Coahuila, ya tiene rato. Por allá de 2013, un equipo de investigadores e investigadoras del INAH descubrió y recuperó una cola articulada. Pero ha sido hasta ahora que lograron identificar estos restos como pertenecientes a una nueva especie: Tlatolophus galorum.
Esta gran noticia la compartió el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), al recordarnos que el trabajo del equipo de paleontólogos, paleontólogas del instituto y la UNAM ha rendido sus frutos luego de siete años.
Paleontólogos del INAH y de la @UNAM_MX recuperaron y estudiaron los restos de un colosal dinosaurio herbívoro, del cual determinaron se trata de una nueva especie, el Tlatolophus galorum. Conócelo en #PrensaINAH: https://t.co/TU4xqXIUgO pic.twitter.com/TB7Dx1PEU0
— INAHmx (@INAHmx) May 14, 2021
Y aquí lo tenemos: este equipo logró identificar a una nueva especie de dinosaurio, una colosal y herbívora que murió en lo que pudo ser un cuerpo de agua copioso en sedimentos, ¡hace más de 72 o 73 millones de años!
Tlatolophus galorum: identifican nueva especie de dinosaurio
“Su cuerpo quedó rápidamente cubierto por la tierra y pudo preservarse a lo largo de las eras, hasta que paleontólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, institución de la Secretaría de Cultura, y de la Universidad Nacional Autónoma de México pudieron recuperarlo y estudiarlo, logrando determinar en este 2021 que sus restos pertenecen a una nueva especie: Tlatolophus galorum”.
¿Qué tal? Tras el hallazgo de la cola, las excavaciones dejaron ver el “cuerpo” del dinosaurio y como un rompecabezas, el equipo comenzó a unir las piezas.
Primero, el fémur, la escápula y otros 34 fragmentos óseos —entre ellos la cresta del dinosaurio, las mandíbulas inferiores, superiores, el paladar y hasta el neurocráneo, que alojaba el cerebro del dinosaurio Tlatolophus galorum.
Una vez unidas las piezas, llegó el momento de la identificación de los restos de este ejemplar. De acuerdo con el INAH, la conservación del cráneo es excepcional y preserva casi 80% de la estructura ósea y ya con este plis, el equipo pudo avanzar en la comparación de este dinosaurio con otras especies de hadrosaurios —que en la región se conocen como Velafrons coahuilensis.
La culminación de este trabajo y toda la emoción puesta llegó cuando el equipo determinó que se trataba de una nueva especie.
“Después de todos estos hallazgos, nos convencimos de que estábamos ante un nuevo género y especie de dinosaurio crestado”, explicó Felisa Aguilar, autora de esta investigación junto con René Hernández Rivera, José Luis Gudiño Maussán, Marisol Lara Rodríguez y Jesús Alvarado Ortega y Ángel Alejandro Ramírez Velasco.
Al final, el equipo publicó su hallazgo en la revista científica Cretaceous Research.
Tlatolophus galorum, el INAH y la UNAM
Ya sólo como dato extra, por aquí les dejamos qué significa Tlatolophus galorum, ¿por qué el equipo de investigadores e investigadoras eligió ese nombre?
Este resulta ser un homenaje para nuestras raíces. El género Tlatolophus viene de la voz nahua tlahtolli (palabra) y del griego lophus (cresta).
Lo que significa: cresta palabra.
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Esta composición también es adecuada “no sólo porque la cresta de este animal asemeja en su forma a una vírgula” o el símbolo usado por los pueblos de Mesoamérica para representar el diálogo o el saber, sino porque en los lambeosaurinos tenía una función comunicativa.
Es decir, contaban con conexiones entre la nariz y la tráquea, que funcionaban como una trompeta
“Sabemos que tenían oídos con la capacidad de recibir sonidos de baja frecuencia, por lo que debieron ser dinosaurios pacíficos pero platicadores.
Algunos paleontólogos teorizan que emitían sonidos fuertes para espantar a los carnívoros o con fines de reproducción, lo que sugiere que las crestas lucían colores vistosos”, detalló Ángel Ramírez.
¿Y galorum? Pues ga es en reconocimiento al filántropo Jesús Garza Arocha y lorum es otro reconocimiento pero para la familia López, que hospedó a los paleontólogos durante la investigación de campo.
Así, con esta noticia tan chida terminamos una semana compleja pero también topamos el gran trabajo de los investigadores y las investigadoras del INAH y la UNAM.