No somos muy afines a traer malas noticias, pero hay acontecimientos que deben ser hablados de una manera u otra, sobre todo cuando tienen que ver con el patrimonio cultural de nuestro país. 

Uno de los últimos espacios arqueológicos en resistir un embate inmobiliario en Valle de Bravo, Estado de México, ha sido devastado, enterrando los últimos vestigios de un importante centro ceremonial, todo en favor de construir un centro comercial. Pero lo más alarmante de la situación, es que el mismo Instituto Nacional de Antropología e Historia dio la aprobación para realizar tal acción desde diciembre del 2015. Toda esta información se ha dado a conocer debido a una filtración de Mexicoleaks.

El sitio ceremonial, ubicado en el predio conocido como “Casa de los  Ídolos”, en la zona arqueológica de La Peña, fue un centro administrativo y espacio de gran valor para explicar la historia de la cultura matlatzeca, existente desde el año 600 de nuestra era y el cual es conocido desde 1972. 

Este formaba parte de otros vestigios que han sido destruidos por maquinaria desde hace 70 años. Todo comenzando con una inundación ocurrida en la década de los 40’s por la construcción de una presa.

Durante la década de los 80’s, en este lugar se habían rescatado esculturas con forma de cabeza de serpiente, cientos de ofrendas, entierros, edificios “monumentales”, entre otras piezas arqueológicas con un valor incalculable, y a la fecha, forman parte del Museo Arqueológico de Valle de Bravo.

Cabe agregar que hay documentos oficiales que confirman que no sólo había un saqueo de vestigios arqueológicos y que la zona no había sido explorada en su totalidad, sino también que estos informan sobre la remoción de los arqueólogos que habían defendido la preservación “por órdenes superiores”. Incluso con toda esta documentación, el INAH nunca hizo un esfuerzo por perseguir la destrucción del patrimonio histórico.

Tanto el patrimonio arqueológico, como la posibilidad de conocer la historia de una cultura tan importante como otras civilizaciones de Mesoamérica, ha quedado sepultado bajo tierra, todo gracias a los empresarios la compañía conocida como Desarrolladora Las Monjas, quienes manejan el proyecto para levantar un centro comercial y una Bodega Aurrerá. 

Como ya habíamos mencionado antes, fue el INAH quien avaló el uso de suelo en el terreno, el cual se supone se encontraba protegido desde 1984, por lo que se prohibía cualquier tipo de edificación. El 18 de diciembre del año pasado, fue la fecha en que se liberó el oficio que autorizaba la cimentación de dicha plaza, dictando que las zonas arqueológicas sean enterradas “para su mayor preservación”.

“El grupo de estructuras descubiertas deberán ser restauradas para que sean expuestas a la vista pública dentro de las áreas comunes de la Plaza Comercial Valle de Bravo, las otras estructuras deberán ser enterradas para su mayor preservación”.

Alejandro Martí, director y accionista de Procorp y Grupo Martí, junto con Alejandro Aboumrad, quien es presidente de Grupo Proa, adquirieron un terreno llamado “La joya de Valle de Bravo” en 2003 y otro más en 2004. En 2006 fue cuando se constituyó la empresa, Desarrolladora Las Monjas Valle de Bravo, a la cual le traspasaron todos los terrenos y adquirió dos más con el paso de los años. El último terreno adquirido por la empresa, fue el que incluía Casa de los Ídolos y fue vendido el 2 de septiembre de 2011.

Para poder construir, Desarrolladora Las Monjas realizó un trámite de manifestación de impacto ambiental y fue autorizado por el ex Director General de Ordenamiento e Impacto Ambiental del Estado de México, Salvador Díaz Vanegas. El 15 de mayo de 2013 es cuando se consigue la licencia de uso de suelo en el terreno.

Desde hacía ya 13 años, la empresa ya mencionada había iniciado su estrategia para construir la plaza comercial Patio Valle, el cual incluirá restaurantes, locales, cines y 218 cajones de estacionamiento, además de flanquear la obra con bosque y casas veraniegas con valor hasta de 38 millones de pesos. Se espera que esta obra sea finalizada en cuatro meses.

Durante su gobernatura en Estado de México en 2005, Enrique Peña Nieto se comprometió a la creación de un Museo de Sitio, el cual tenía el propósito de conservar los vestigios arqueológicos, pero jamás fue cumplido y ahora es demasiado tarde. Ahora hemos perdido parte de nuestra historia y lo único que nos dan como compensación, es una Bodega Aurrerá.

Vía mexicoleaks

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