La semana pasada hubo hallazgos en la ruta del Tren Maya y, ahora, en el Templo Mayor, en pleno Centro Histórico de la CDMX. Ejemplos de que todavía hay mucho que describir de nuestras culturas prehispánicas.
El hallazgo del bajorrelieve del Templo Mayor fue informado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el cual describió a la pieza descubierta bajo el entrecruce de las calles de República de Guatemala y Argentina como “una antigua y finamente lograda expresión de la escultórica mexica”.
Según el comunicado del INAH, el bajorrelieve hallado por expertos del Proyecto Templo Mayor (PTM) está labrado sobre tezontle rojo y tiene unas dimensiones de 1.06 metros de largo por 70 centímetros de ancho.
“Este bajorrelieve es el de mayor tamaño dentro de un conjunto de 67 elementos similares encontrados hasta el momento en el Templo Mayor”, aseguraron los expertos, quienes intuyen que la importancia de la pieza no sólo radica en sus dimensiones, sino también en su ubicación: “al pie de la edificación más importante para los mexicas y en el eje central que cruza la ‘capilla’ de Huitzilopochtli y la escultura monumental de la diosa Coyolxauhqui”.
De acuerdo con el INAH, desde febrero del año pasado se liberó y realizó la limpieza de esta itzcuauhtli (águila de obsidiana, en nahua); sin embargo, con la pandemia se ha profundizado la investigación en gabinete (investigación académica), y de ahí se logró el hallazgo.
“Por lo que hemos visto a través de fotografías, se trata de una pieza de muy bella factura que evidencia los grandes secretos que el Templo Mayor de México Tenochtitlan tiene aún por revelarnos”, comentó la titular de la Secretaría de Cultura, Alejandra Fraustro. “Debido a la contingencia sanitaria, los trabajos de campo han debido posponerse, sin embargo, es claro que hay también un importante trabajo de investigación y reflexión académica que no se ha detenido”, agregó.
Según los especialistas, para los mexicas el águila real tenía una relación con la guerra y el sacrificio, además de ser considerada como un nahual del sol y, por lo tanto, también de su dios tutelar, Huitzilopochtli.