Las noticias recientes desde Canadá no son precisamente positivas. En esta semana, platicamos de una ola de calor que está rompiendo todos los récords y de un incendio devastador en la provincia de Columbia Británica. Sin embargo, la mayor temperatura se está sintiendo en las calles, canalizando un profundo descontento social.
Casi una decena de iglesias católicas están en llamas y varias estatuas han sido destruidas… todo, a causa de una larga y sombría historia de abusos.
La problemática se desencadenó por una serie de recientes descubrimientos. Los grupos originarios en Canadá iniciaron la investigación de antiguas escuelas de reclusión de niños indígenas y los hallazgos fueron demoledores: en tres escuelas distintas han encontrado los cuerpos de centenares —sí, centenares— de estudiantes indígenas.
Esas escuelas comenzaron a finales del siglo XIX y estaban en control de la Iglesia católica y el gobierno canadiense.
Hasta el momento se han encontrado más de un millar de cuerpos, pero la historia es desgarradora. Se estima que más de 150 mil niños indígenas fueron recluidos en estas escuelas donde los abusos físicos y sexuales eran comunes hasta que cerraron a finales de los 90. Sí, de 1990.
Estudios recientes calculan que cerca de 15 mil jóvenes indígenas canadienses murieron en esas escuelas y la respuesta social ha sido… ad hoc a la indignación.
Cerca de una decena de iglesias católicas han sido incendiadas durante manifestaciones furtivas en las madrugadas.
Estas luminosas demostraciones, además, se han dado en templos que estaban ubicados en las zonas más tensas de la protesta: Iglesias Católicas, con décadas de historia, construidas en el corazón de algunos de los pueblos originarios e indígenas de Canadá.
Durante las protestas, por cierto, también se han destruido algunas estatuas.
Aunque van varias, en conjunto con las Iglesias, la que más ha espantado a la sociedad canadiense —más que los horribles descubrimientos en las escuelas, dirían— fue la caída de una estatua de la Reina Victoria que fue destruida, vandalizada y aventada en un río.
¿Y Trudeau? Esto es lo que ha dicho
El primer ministro de Canadá ha terminado entre la espada y la pared con sus declaraciones.
Particularmente porque criticó las demostraciones. “Son inaceptables y equivocados los actos de vandalismo que estamos viendo en el país, incluidos los realizados contra las iglesias Católicas”, comentaba Justin Trudeau. Eso sí, señaló que sabe de dónde viene el enojo social.
Apenas un días antes, mientras Canadá festejaba su más grande fiesta nacional, el primer ministro invitó a todas las personas a reflexionar sobre el oscuro pasado de la nación. Qué momentos.