En un mundo utópico, nadie debería ser ilegal en ningún lugar o, visto desde otro ángulo, tal vez todos nos deberíamos reconocer como ilegales en este planeta. Sin embargo, eso no sucede en la actualidad, razón por la que esta iglesia optó por llevar a cabo una misa sin fin para evitar que una familia de refugiados sea deportada.
Luego de que los encargados de la iglesia Bethel (que también funge como centro comunitario de La Haya) se enteraran de que el gobierno de Países Bajos planeaba la deportación de la familia armenia Tamrazyans, que lleva viviendo ahí, decidieron tomar medidas drásticas para evitar la deportación de estas personas, por lo que desde el pasado 26 de octubre comenzaron una misa que hasta el momento no ha tenido fin.
Lo anterior se debe a que, por ley, la policía tiene prohibido entrar a inmuebles cuando se está llevando a cabo una celebración religiosa. Por eso, la iglesia ha mantenido en pie su misa y ha permitido que los cinco miembros de la familia Tamrazyans permanezcan resguardados en el centro.
Para lograr esto, fue necesario que los sacerdotes rotaran turnos. Además, varios voluntarios acudieron a la iglesia para ayudar a los refugiados: Llevaban víveres, eran asistentes de las celebraciones o buscaban más voluntarios, todo con tal de ganar más tiempo para que se pudiera resolver la situación de la familia que, de manera formal, había solicitado asilo.
De acuerdo a la iglesia Bethel, hasta el momento más de tres mil 500 voluntarios se han presentado en el inmueble para mostrar su apoyo a la familia de refugiados.
“El propósito de convertir la iglesia en un asilo es crear un ambiente de descanso y seguridad para la familia y ofrecer tranquilidad a los Tamrazyans mientras invitamos a los políticos a discutir con nosotros el destino de esta familia y los efectos de una amnistía para los niños”, expresaron miembros de la iglesia en un comunicado.
El caso de esta familia causó indignación a los miembros de la iglesia y a grupos que apoyan a los migrantes, ya que desde hace unos meses hicieron su petición de asilo al gobierno neerlandés, pero éste se los negó y autorizó su deportación pasando por alto que la ley permite dar un permiso de residencia permanente a los niños que han vivido en Países Bajos por más cinco años, si cumplen con varios requisitos, según informa el Huffington Post.