Lo que necesitas saber:
La ideología de género no es un concepto que nació en los grupos feministas o comunidades LGBT+. Al contrario, ha sido acuñado de manera peyorativa por grupos conservadores, laicos y religiosos para desinformar.
“Maquillaje, peluca, pestañas y brillos no son indicativos de que una persona no esté preparada o no puede tener credibilidad como periodista”. Este poderoso mensaje es parte de la publicación de Guillermo Barraza, quien da vida a Amanda, una draga que hizo historia en 2023, pese al fantasma de la llamada ideología de género.
¿Ideología de género? Sí, se trata de un concepto que seguro han leído en redes o han escuchado por ahí, cuando una película, cuya historia ya ha sido contada, decide presentar su relato de manera distinta —un buen ejemplo es el live action de Disney de ‘La Sirenita’ o ‘Lightyear’. Por acá les contamos más de las reacciones que provocó su estreno.
O cuando se promueven leyes para proteger y reconocer los derechos de niñas, adolescentes y adultas, de las comunidades LGBT+ (Lésbica, Gay, Bisexual, Trans y más), especialmente los derechos de las personas trans.
Ideología de género un concepto para desinformar sobre derechos de mujeres y LGBT+
Si ya están en este texto, los invitamos a que se queden a leer porque hay mucho que aclarar sobre la ideología de género.
Y para ello, en Sopitas.com consultamos con especialistas, precisamente, en género, además de visitar a la periodista y drag queen Amanda en las instalaciones de Canal 11 —uno de los canales de televisión pública más importantes de México.
Porque no hay nada mejor que… derribar prejuicios y estigmas. En el caso de la ideología de género, se trata de un concepto que surgió en la década de los 90 del siglo XX. Y, ¿qué creen? No fue por iniciativa de grupos feministas o poblaciones LGBT+.
La difusión y esa especie de acreditación de la llamada ideología de género fue promovida por sectores religiosos que han alcanzado a grupos políticos y sociales, cuyo propósito es estigmatizar o cancelar la diversidad sexual y de género, tal cual lo ha explicado el Inmujeres (Instituto Nacional de las Mujeres). ¿Cómo ha sido posible?
Lo primero es entender qué es “ideología”
Si queremos escudriñar qué onda con la ideología de género, lo primero que necesitamos es echarle un ojo al concepto de “ideología”. Al menos eso es algo fundamental para la doctora en Antropología Marta Lamas, quien al teléfono nos explicó más:
“Entender qué es ideología, que viene del griego éidos (ideas)-logos, que nombra un conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento, puede ser de una colectividad, una época, movimiento cultural o de una persona.
Podemos decir que ideología habla de las creencias que sostienen los usos y costumbres”.
Por ejemplo, en México está la ideología cristiana y los valores del catolicismo.
Es decir, una ideología es un conjunto de ideas fundamentales que caracterizan y construyen a un grupo social, una colectividad, una persona, grupos políticos o religiosos.
Entonces, ¿cuál es la bronca con esta palabra?
La verdad es que ninguna… hasta que aparecen las tergiversaciones. Chequen la explicación de Marta Lamas:
“El tema es que con ideología de género se utiliza peyorativamente el término ‘ideología’, como si no fuera algo válido teóricamente”.
Visto desde esa forma, quienes impulsan este concepto aseguran que la ideología de género es un “conjunto de creencias” compartidas que giran en torno al género.
Y en este punto, Marta Lamas enfatizó que el concepto de ideología de género se ha utilizado como un “dispositivo” político que va casi casi de la mano con una postura religiosa, como el cristianismo, por ejemplo, u otra religión.
El género
Seguimos de la mano de la investigadora de la UNAM Marta Lamas, ahora con el género, cuyo significado se ha utilizado —por esta ala conservadora— como bandera para discriminar.
Entre otras cosas porque suele ocurrir que se llega a confundir el sexo con el género, sin precisar que el segundo es una construcción social.
Sí, una construcción a cargo de nosotros como grupo social y fortalecida con el paso de los siglos… hasta que llegó la ola feminista de los 70, que identificó que al sexo se le ha cargado una serie de atribuciones de conductas o valores sociales que no son otra cosa que el género.
“Una cosa es el sexo y otra es el género”, insistió Marta Lamas. “Las mujeres en Afganistán y las mexicanas tenemos el mismo sexo, tenemos vagina, clítoris, pechos pero nuestro género, lo propio de las mujeres en México pues… permite que tengamos en este momento a dos candidatas a la Presidencia”.
Mientras que en Afganistán, las mujeres tienen prohibido gobernar o participar en la vida política, académica y social.
Y pese a que el género es una construcción social, hay quienes dicen que es algo predeterminado por la naturaleza, pero no es así —¿acaso los cromosomas determinan que una niña debe vestir de rosa o no puede jugar futbol?
Entonces, no es un tema del sexo por sí mismo porque no condiciona las habilidades, capacidades de las mujeres o los hombres. Más bien el problema entra con las concepciones de género.
“Esa concepción se contrapone a otra fundamentada en el conocimiento de que tenemos un cuerpo que puede ser distinto según los cromosomas, pero en términos de valores dependen de otras cosas y no de la anatomía, dependen de su origen, de las clases sociales, de la condición étnica, muchos otros determinantes”.
La ideología de género: del Vaticano para el mundo
“El concepto de ideología de género nos sorprendió. Creo que lleva como 20 años dando vuelta, nos costó mucho entender a qué se estaba refiriendo”, comentó Marta Ferreyra, directora General de la Política Nacional de Igualdad y Derechos de las Mujeres de Inmujeres.
Como especialista en temas de género, Marta Ferreyra coincidió con su tocaya Marta Lamas, al explicarnos que el concepto de ideología como tal no tendría problemas.
La bronca llega con la connotación que le dan los grupos de derecha. Entonces, cuando este concepto apareció a mediados de la década de los 90, sorprendió a la academia y a feministas por igual.
“Ideología es este conjunto de ideas que son coherentes en sí, que forman una manera de pensar, entonces todas las que sabemos esto, no entendíamos por qué de pronto esto se llama ‘ideología de género”, recordó Marta Ferreyra.
¿Quién o quiénes acuñaron este concepto? Las pistas de su surgimiento han sido seguidas por la investigadora y activista Sonia Correa, quien en el texto ‘Ideología de género: rastreando sus orígenes y significados en la política de género actual’ encontró que la respuesta estaba en los grupos religiosos pero también laicos.
Desde esas trincheras se atacó al concepto de género y en 1997 la periodista católica conservadora Dale O’Leary publicó ‘La agenda de género’ (‘The Gender Agenda’), donde aseguraba que este concepto era una herramienta neocolonial fraguada en una conspiración feminista internacional.
Esta publicación no abrió solita el camino para acuñar el término ideología de género. En congresos internacionales, ya se había expresado cierta oposición.
Ese mismo año —en 1997, cuenta Sonia Correa— fue publicado el libro ‘La sal de la tierra’, una entrevista sobre perfil y pensamiento de Joseph Aloisius Ratzinger, quien abordó el concepto de género como una herramienta para disimular una rebelión contra los límites del hombre como un ser biológico.
Y de ahí para el real. El Vaticano comenzó a compartir críticas teológicas contra el género —otra vez: entendido como una insurrección contra lo establecido por lo que esta institución considera como natural.
Para terminar con este seguimiento de pistas, sólo mencionáremos que Sonia Correa explicó que las campañas contra el género no han surgido en los niveles básicos de las sociedades, entre las personas de a pie, por así decirlo.
Estas campañas han tejido sus redes en las altas esferas, tocando los ámbitos sociales, académicos, intelectuales, políticos y religiosos. Y no sólo el cristianismo como religión ha formado parte de esta campaña internacional.
(Aunque ojo, eso no quiere decir que todas las personas que profesan una religión hayan arropado este concepto, defiendan su uso o impulsen estas campañas).
¿Un truco para confundir entre ideología y perspectiva de género?
“De acuerdo con estas personas lo que hacen feministas y colectivos LGBT+ es difundir una especie de adoctrinamiento ideológico”, nos explicó vía Zoom César Torres, investigador del CIEG (Centro de Investigaciones y Estudios de Género).
César Torres coincidió con Marta Ferreyra al señalar que esta campaña va dirigida contra el feminismo y los esfuerzos por garantizar libertades —el matrimonio igualitario, la despenalización del aborto o el reconocimiento de las identidades trans— y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
“Tiene que ver con una estrategia para confundir a las personas con la perspectiva, que es la mirada que pone en cuestionamiento las desigualdades genéricas”, agregó el especialista en temas de diversidad sexual.
El punto, para César Torres, es que estas campañas aprovechan el término de perspectiva de género para confundir a la población con la ideología, asegurando que tanto los feminismos como las colectividades LGBT+ quieren adoctrinar al resto de la gente para destruir dos elementos importantes:
La llamada familia natural —las familias heteros— y las infancias, en cuestión de las identidades.
Para no confundirnos, los y las especialistas en género han explicado que la perspectiva no es ni remotamente cercana a esa llamada ideología.
Aquí la explicación de Marta Ferreyra: “La perspectiva de género es científica, proviene de un pensamiento, de una metodología, está en la academia y la otra es un invento de la desesperación de la ultraderecha frente a las transformaciones”.
El objetivo de la perspectiva es analizar la desigualdad que existe entre un género dominante y el subordinado, las interseccionalidades que los cruzan y tratar generar herramientas para que las construcciones de valor que denigran o subordinan a una persona desaparezcan.
“Y la que informe”: Amanda, la primera drag queen en dar las noticias
“Estamos ocupando los espacios, que no es que se nos hayan prohibido como tal, es que se nos negaron absolutamente. Se nos dijo que no podíamos ocupar estos espacios y pues ahora viene la nuestra”.
Amanda hizo historia en este 2023 al ser la primera drag queen en presentar los segmentos de noticias de un canal de televisión pública —Canal 11—, durante la 45 edición de la Marcha del Orgullo LGBT+ en CDMX.
Justo esta incursión no sólo en tele pública —Amanda también ha estado en tribuna del Senado y la Cámara de Diputados— nos muestra cómo estas concepciones sobre lo que supuestamente es propio de un hombre, de una mujer y que ha invisibilizado la diversidad de género, se diluyen en la realidad.
Porque para conducir un noticiario no es necesario ser un hombre. O el hecho de que una draga, que también es periodista, lleve un segmento de noticias, no le quita profesionalismo al contenido.
Con la ayuda de la perspectiva de género podemos ver y comprender que, como explicó Marta Lamas, muchas de las conductas de los seres humanos “han sido tropeladas por creencias que no tienen nada que ver con las capacidades de cada persona”.
En los inicios de este siglo XXI es Amanda, Guillermo Barraza… pero más de cien años atrás, mujeres como Matilde Montoya, la primera médica mexicana, derribaron barreras para ejercer su libertad.
“Lo que tuvo que luchar para que la dejaran estudiar Medicina, para que su mamá la acompañara hasta las clases porque pues su honra como señorita decente… ella tenía que cuidarla, pero parecía un escándalo a la prensa del momento por las ideas de género que había“.
Gracias a Matilde Montoya, como relató Marta Lamas, esa ideas de género fueron cambiando hasta que las mujeres mexicanas se sumaron a los campos laborales y políticos.
(Aunque falta mucho camino para alcanzar una real igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en México).
Y eso es lo que la llamada ideología de género pretende bloquear. O al menos que no lo veamos o entendamos.
En el caso de Guillermo Barraza, quien ha dado vida a Amanda, se trata de seguir trabajando para que las siguientes generaciones puedan ser en libertad.
“Estamos arrebatando espacios y no lo estamos haciendo de una manera violenta. Estamos demostrando la capacidad que tenemos para ocuparlos, que durante muchísimos años negados, arrebatados, robados y todas esas historias”.
Derribando los prejuicios alimentados por la ideología de género
El impulso de la llamada ideología de género en redes o la vida pública conlleva graves riesgos.
Hablamos de la desaparición o el retroceso de derechos y la creación de espacios para discriminar a las personas por su género, identidad u orientación.
El riesgo de que la gente que impulsa los ataques contra las políticas públicas en pro de los derechos de las mujeres o las comunidades LGBT+ lleguen a cargos políticos y hagan retroceder las libertades.
¿Cuál sería la respuesta para contrarrestar este concepto que, como hemos visto, fue creado por grupos de ultraderecha para golpear los derechos de las mujeres y comunidades LGBT+?
“Lo que nos toca es seguir diseminando la perspectiva de género”, nos dijo César Torres.
De manera directa, el investigador del CIEG lo puso en la mesa: con el reconocimiento de los derechos de las mujeres y colectivos LGBT+ no se está imponiendo a ningún ser humano ningún adoctrinamiento. “Partimos del respeto”.
Lo que toca, de acuerdo con César Torres, es continuar con la difusión de la perspectiva de género —“que cuestiona la desigualdad que experimentan las personas”— desde la academia, los medios de comunicación y partidos políticos.
Marta Ferreyra y Marta Lamas coincidieron en que visibilizar la perspectiva de género e informar es la clave para no regresar a esa especie de edad oscura que arrebató los espacios a las comunidades vulnerables, como nos comentó Amanda, conductora de la VerDrag.
Como periodista de prensa escrita, Guillermo Barraza lo intentó con dos publicaciones que resultaron controvertidas en su natal Sinaloa: una sobre una mujer trans, en contexto del Día de la Mujer, y otra sobre la historia de una pareja de lesbianas en San Valentín.
“Sabíamos que no iba a ser fácil, pero ya estaba el tema y si se debate, ya ganamos. “El chiste no es invisibilizar, es poner los temas en la agenda pública y de ahí pues todo lo demás es historia”.