En 1981, el joven turco Mehmet Ali Agca intentó asesinar al Papa Juan Pablo II, cuando éste se encontraba en la plaza San Pedro en Roma. Para suerte de los fieles católicos, el antiguo militante de un grupo de extrema derecha falló en su intención y sólo hirió al sumo pontífice en el abdomen.
En aquel entonces Agca contaba con 23 años y nunca se aclararon los motivos de su ataque. Dos años después del atentado, el Papa visitó a su agresor en su celda en Italia. El 27 de diciembre de 1983.
Para recordar el gesto del entonces líder de El Vaticano, Agca visitó la tumba de Juan Pablo II, depositó flores y de esta forma parece cerrar este episodio de su vida: “Vine hoy porque el 27 de diciembre es el día de mi encuentro con el Papa”.
A su llegada a Roma, el turco informó de sus intenciones a la policía, “Sentí la necesidad de hacer este gesto”, les comentó.
Además, comentó que durante la pasada visita que el ahora Papa Francisco realizó a Turquía, quiso entrevistarse con él. Por diversas razones su petición fue rechazada. “Puso flores en la tumba de Juan Pablo II. Creo que es suficiente”, comentó Federico Lombardi, vocero de El Vaticano, respecto de la acción de Agca.
Por su ataque contra el Papa Juan Pablo II, Agca permaneció en una prisión de Italia por 19 años, en 2000 fue extraditado a su país de origen, donde se le acusó de más crímenes cometidos años antes a su intento de asesinato papal: el homicidio de un periodista, evasión de la cárcel, así como dos asaltos a mano armada.
Cuestionado sobre su salud mental, Agca consiguió su libertad en 2010.