Un 30 de noviembre de hace 84 años, justo el día en que tomó protesta Lázaro Cárdenas, ‘El Tata’ anunció que no viviría en el Castillo de Chapultepec. Con esta decisión, nos dejó un museo que a la fecha recibe miles de visitantes y mudó la residencia oficial del Presidente a Los Pinos.
Este 1º de diciembre, en punto de las 10 de la mañana, abrirá sus puertas al público, para que pasees y conozcas algunas partes —van de poquito en poquito— de sus más de 56 mil metros cuadrados. Verás sus pasillos, sus jardines y una que otra de las casas construidas. Podrás conocer un pedazo del presidencialismo mexicano o de perdida, se te va a quitar la curiosidad que te daba después de estar atorado en el tráfico sobre Parque Lira.
Aprovechando el eventito, vale la pena conocer un poco más de la historia de Los Pinos para que llegues preparado e impresiones hasta a los guías con tu conocimiento. Entonces, vámonos tendidos.
El rancho La Hormiga y su expropiación
En 1853, un adinerado doctor panameño llamado José Pablo Martínez del Río compró el terreno y construyó La Casa Grande. Según la historia oficial sí le invirtió una buena lana pues terminó siendo “una espléndida residencia con jardines, caballerizas, un estanque donde había diferentes especies de peces, además de majestuosos gansos”. Le puso La Hormiga porque era la más chiquita de sus casas. Pobrecito.
La Hormiga vio los años pasar y seguía en manos de la familia del dueño original. La utilizaban como casa de campo. Todo era tranquilidad hasta que Venustiano Carranza expropió las tierras en 1916, sin explicación alguna. Algunos dicen que era por su ubicación cercana al Bosque y al Castillo de Chapultepec se convirtió en “necesidad”.
Años después, Lázaro Cárdenas le quitaría ese nombre porque no se le hacía adecuado para la residencia oficial.
Álvaro Obregón fue el primer funcionario en ocuparla
Antes de ser la residencia presidencial, pero ya en manos del gobierno, el rancho La Hormiga se convirtió en casa para funcionarios cercanos al poder federal. Durante el gobierno de Carranza, la habitó un famoso general: el Secretario de Guerra y Marina, Álvaro Obregón.
Años después vivirían otros famosos personajes de la política en la época revolucionaria, como Manuel Pérez Treviño y autonombrado Jefe Máximo de la Revolución, Plutarco Elías Calles. Eso sí, antes de ser presidente.
El Molino del Rey
Uno de los edificios más icónicos dentro del complejo de Los Pinos es el Molino del Rey. Para no hacerles el cuento largo, se construyó en 1550 y se llama originalmente el Molino de El Salvador. Sin embargo, la Corona Española tenía el control y le cambiaron el nombre para festejar al monarca Carlos I. Curiosamente, ese mismo rey era conocido como Carlos V en el Sacro Imperio Romano Germánico y es el que inspiró a los chocolates.
Durante los bombardeos previos a las batallas en Chapultepec en 1847 se destruyeron todas las construcciones de alrededor, pero el Molino del Rey quedó en pie.
Ya en épocas modernas, ese mismo edificio se convirtió en la sede del —ahora extinto— Estado Mayor Presidencial.
La mudanza de Lázaro Cárdenas
Ya con la Revolución en descanso, La Casa Grande del rancho La Hormiga se convirtió en la residencia oficial del presidente en 1935, cuando se mudó ahí la familia Cárdenas. La casa estaba prácticamente abandonada entonces pasó un rato en lo que la acondicionaban. “Instalaron oficinas situadas en la escuela de tiro; la alberca con baños y vestidores y el acceso a la casa por la calzada de Molino del Rey también fueron reconstruidos”, dice el libro Los Pinos: ésta es tu casa.
Como había ganas de cambiarle el nombre al rancho, Lázaro Cárdenas eligió ponerle Los Pinos, en honor a la huerta en Michoacán donde conoció a su esposa, Amalia Solórzano. Ahí se firmarían momentos importantes de la historia como la Reforma Agraria o la Expropiación Petrolera.
Ahora, esa casa lleva el nombre del presidente, aunque también la habitó Ávila Camacho.
La casa Miguel Alemán.
Otra de las construcciones más famosas en Los Pinos. Cuando Miguel Alemán llegó a la presidencia hizo su berrinche y mandó a construir una nueva casa en la propiedad. Le quedó una mansión francesa de 5 mil 700 metros cuadrados. Construyó habitaciones, salones, salas de juego y lugares para reuniones y fiestas. El berrinche le saldría caro pues tardaron cinco años en hacerla y casi ni le dio tiempo de vivir ahí.
Esta casa sería “la priista”, pues vivirían ahí Adolfo Ruiz Cortines, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo. Después de un tiempo de “abandono” en los sexenios panistas, Enrique Peña Nieto regresaría a vivir en esta misma casa.
La casa Ruiz Cortines
Dicen que Ruiz Cortines no le encantaba la idea de vivir en la elegantísima casa de Miguel Alemán, por eso mandó a construir una casa extra que ahora lleva su nombre. Nunca vivió ahí, pero esa casa alberga algunos de los lugares más conocidos de la Residencia Oficial como el salón “Venustiano Carranza” y el salón de “Los presidentes” donde están los retratos pintados de cada uno de los mandatarios.
¿Y los panistas?
Chente Fox y Felipe Calderón eligieron no vivir en la casa Miguel Alemán. En su lugar, cada uno se fue a vivir a otras de las propiedades más pequeñas en el terrenazo y son conocidas como “Las Cabañas”.
Eso sí, de humilde nomás tienen el nombre. Aunque no alcanzan el lujo de la casa principal, hay reportes que dicen que se gastaron más de 30 millones de pesos en acomodar el changarro.
*Con información del INAH, Presidencia, Animal Político y La Jornada