La práctica de esclavizar a los seres humanos, todavía existe. Hay 29,8 millones de personas que viven como esclavos en este momento, de acuerdo con un nuevo informe global publicado por la sede en Australia Walk Free Foundation.

Hoy se difundió el Índice de esclavitud Mundial (The Global Slavery Index) elaborada por la organización australiana de derechos humanos Walk Free Foundation en la cual se reflejan los niveles de esclavitud moderna. Asia es el hogar de alrededor del 72% de los esclavos del mundo. La tasa de la esclavitud también es alarmante en Haití, en Pakistán y en la India, el segundo país más poblado del mundo. En los tres, más de un 1 por ciento de la población se estima que vive en la esclavitud.

Participaron 162 países en donde Mauritania es el país con más de esclavos; la población mauritana se puede dividir en dos categorías: árabes y negro-africanos. Los árabes, a su vez se dividen en beydanes (blancos) y los haratines(negros). Los primeros son la élite del país, y los segundos son esclavos, representan el 60% de la población.

Le siguen Haití, país en el que uno de cada diez menores de entre 5 y 17 años es utilizado como trabajador doméstico, donde son sometidos a todo tipo de abusos. Los niños llamados restavek (del francés colonial para “reste avec” o “estar con”), en sus orígenes se mandaban a la ciudad con parientes más ricos, para recibir educación y disfrutar de una vida mejor, pero el sentido cambió totalmente,  los restaveks por lo general son alimentados con las sobras. Como resultado de la malnutrición, el restavek promedio de 15 años es cuatro centímetros más bajo y pesa veinte kilos menos que el promedio de los niños haitianos.

Estos 30 millones de personas viven como trabajadores forzados, prostitución forzada, los niños soldados, matrimonios forzados con menores de edad.

En la India, se estima que hay 14 millones de esclavos, es como si el 80% de la población del Estado de México fueran esclavos. El país sufre profundamente de todas las formas de esclavitud, según el informe, dentro del trabajo forzado encontramos la servidumbre por deudas, en donde el suministro de la comida y la estancia al trabajador se convierte en una deuda, una espiral donde la pobreza obliga a empeñar la mano de obra propia y la de sus hijos y los hijos de sus hijos; así la esclavitud se trasmite de generación en generación, sin ninguna contraprestación económica para el sustento diario, de modo que el endeudado se vuelve esclavo de por vida.

¿Y qué es la esclavitud?

Es el control absoluto a que es sometida una persona, que es despojada de la libertad de elegir y direccionar su vida, en pos del beneficio económico de otro. Los actores que ejercen prácticas esclavistas abusan de los colectivos más vulnerables, imponiendo unos salarios considerablemente bajos, sin proporcionar ningún tipo de cobertura legal y médica, en muchas ocasiones abusando laboralmente de los trabajadores, que deben trabajar extenuantes jornadas y que son privados de libertad de expresión y de movimiento.

En muchos casos viven en el mismo sitio de trabajo, donde se les cobra a menudo la alimentación y el alojamiento como parte del salario (sí mi’jo como en las tiendas de raya), y son forzados a vivir en condiciones inhumanas.

Hoy en día los llamados estados desarrollados dependen de los inmigrantes de las naciones pobres, y de los propios nacionales de los países del llamado primer mundo, que no tienen más opción que someterse a estas formas de esclavitud, ante las altas tasas de desempleo y los ajustes presupuestales.

¿Por qué no se combate la esclavitud?

Existen varios instrumentos internacionales contra la esclavitud, pero las violaciones de los derechos humanos, el abuso y la explotación de esta mano de obra es algo cotidiano en todo el mundo. El crecimiento económico que producen los esclavos beneficia a las élites financieras que manejan estos negocios, y por lo tanto beneficia a las naciones que sacan tajada de este mayor rendimiento económico, a través de lograr nuevos mercados, con menores costes de producción.

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