Por fin se dejó. La Sedena -que fue quien propuso la compra del medio de transporte del nuevo mandatario– pensó que le estaban haciendo el feo, pero a la mera hora no la desairaron: EPN autorizó la adquisición del próximo avión presidencial.
Muchos mexicanos no sabíamos dónde meter la cabeza al ver de qué forma viaja el actual presidente Felipe Calderón: “¡qué dirán en otros países, al ver que nuestro representante viaja en un dos ‘mugres Boeings’ de finales de los 80!”, -pensaban muchos-… pero calmados, el próximo Ejecutivo, Enrique Peña Nieto, es considerado y se deja consentir: aceptó que le compren el avioncito de 10 mil millones de pesos.
La feliz noticia se comenzó a divulgar en varios medios desde ayer, y como hasta el momento nadie la ha desmentido, podemos considerar casi un hecho la decisión de cambiar el transporte presidencial aéreo.
Lo anterior luego de una muy profunda y “amplia reflexión”, -de esas que acostumbramos de los políticos- entre los equipos de Peña Nieto y del gobierno de Felipe Calderón, y es que no es para menos, la adquisición del Boeing 787 garantiza un grado de seguridad “no ofrecido por ningún otro avión de este tipo”, indicaron las fuentes.
Pues bueno, así comenzamos el día: una preocupación menos en nuestra vida.