Pasan los años y la crisis alimentaria en África y Asia se acentúa sin que los gobiernos de sus distintos países —que en la mayoría de los casos se encuentran en medio de enfrentamientos civiles y extrema pobreza— logren contener. En el reporte de 2018, llevado a cabo por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) las estadísticas señalan que más de 113 millones de personas, de 53 países, sufrieron hambre extrema.
El Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias de la FAO señala a Yemen, la República Democrática del Congo o Afganistán como los países más afectados por este problema. Pero eso no es todo, más de la mitad de las 113 millones de personas afectadas viven en 33 países del continente africano, lo que revela que esta región continúa siendo la más golpeada por la violencia y pobreza. ¿Por qué? De acuerdo con la ONU, “los conflictos armados” detonan la inseguridad alimentaria en estas regiones y una de las consecuencias mortales ha sido la muerte de miles de niños y niñas.
Yemen, República del Congo y Afganistán
El año pasado, Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) consideró a este país ubicado entre Oriente próximo y África como un “infierno en vida para el 50 o 60% de los niños”. En las cifras de la FAO, Yemen junto con Afganistán, Etiopía, Nigeria, República del Congo, Sudán del Sur, Sudán y Siria albergan casi dos tercios de las población que padece hambre aguda —que lejos de erradicarse, se mantuvo o aumentó—. Y como saben, la única constante en este mapa de crisis son las guerrillas. Sin embargo, no son los únicos factores. Los desastres naturales y climáticos expusieron a 29 millones de personas frente a una “inseguridad alimentaria aguda” en 2018.
⚠️113 millones de personas en 53 países experimentaron inseguridad alimentaria aguda en 2018.
📙Conflictos y violencia siguen siendo las princiaples causas de las crisis alimentarias más graves del🌍 según un nuevo informe.
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— FAO en español (@FAOenEspanol) 2 de abril de 2019
Hambre e inseguridad alimentaria
Como mencionamos, Yemen fue señalado por la alerta de que cada 10 minutos un niño “está muriendo de enfermedades que se pueden prevenir fácilmente”. Las imágenes de menores de edad padeciendo hambruna han circulado en el mundo mientras continúa la guerra entre las tropas rebeldes y el ejército saudí. Pero al parecer, esto no es suficiente para llamar a una conciliación entre los gobiernos que apoyan a los distintos bandos en la guerra civil.
The Saudi-led war in Yemen has pushed millions to the brink of starvation. The New York Times’s @declanwalsh and @TylerHicksPhoto spent 2 weeks in northwestern Yemen reporting on the crisis. This is what they saw: https://t.co/mWz4sKB1fk
— The New York Times (@nytimes) 28 de octubre de 2018
Para comprender la magnitud del problema que se vive en Yemen —y en otros países— es necesario saber que los conflictos vulneran el derecho a la vida, provocando una “inseguridad alimentaria aguda”, que se refiere cuando una persona —entre mujeres, hombres y menores de edad— es incapaz de consumir los alimentos adecuados y esto pone en riego su vida.
La guerra convierte a Yemen en un “infierno terrenal” para los niños, afirma Unicef #AFP https://t.co/waTHTMy212 pic.twitter.com/Mt6m2yclux
— Agence France-Presse (@AFPespanol) 5 de noviembre de 2018
Mientras, el hambre crónica se refiere cuando una persona NO puede consumir suficientes alimentos para tener una vida normal y activa durante prolongado tiempo. En septiembre de 2018, el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo dio a conocer que hay 821 millones de personas en el mundo padecen hambre. Y, ¿luego? La violencia, pobreza y la falta de acceso a servicios primordiales van cobrando la vida de miles de personas, entre ellos niños y niñas.
Por esta razón, la FAO lanzó la habitual conclusión —para un problema que se preserva y avanza—: la ayuda humanitaria y la mediación en las guerrillas podría deben ser el centro de acción de los gobiernos y comunidad internacional.
**Foto de portada: Getty Images.