La gran lección de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca fue definitivamente los lazos que deben estrecharse entre el arte latinoamericano y la importancia de la socialización de la literatura.

La Feria Internacional del Libro de Oaxaca es muy diferente a las otras Ferias de México, casi no se siente esa atmósfera de saturación que envuelve al visitante y le hace sentir que la Feria es mucha y que no podrá atraparla toda. La FILO sin embargo, se camuflajea en las calles de Oaxaca, como si siempre hubiera estado ahí, y tuviéramos toda la tranquila vida para agarrarnos de todas sus manos.

Los lectores, los escritores, los organizadores, todos, se comportan diferentes, es el ambiente no de un maratón de lectura sino de una tertulia, acaso porque el mezcal es el lubricante de muchas de las pláticas y eventos.

En eventos como este es donde uno recuerda que la lectura debe ser socializada, que la discusión es parte de la lectura y que los libros siguen siendo esos artefactos que invocan a los vivos.

 

Este año, por primera vez, hubo un país invitado en la FILO: se trata de Argentina, cuna de muchas de las mejores plumas del planeta. El merecido homenaje fue para Joaquín Salvador Lavado, Quino, el excelente humorista, creador de Mafalda y cuya personalidad marcó a varias generaciones ya.

 El intercambio entre escritores argentinos y mexicanos fue muy prolífico, de este lado estaba Élmer Mendoza, Juan Villoro, Francisco Goldman, Julián Herbert, BEF y más. De la bienquerida Argentina nos visitaron Oliverio Coelho, Hernán Rosino, Andrés Neuman y, felizmente, Ricardo Piglia.

 

Piglia nos ofreció una conferencia en donde reconoció la notable actividad de la Feria y en donde habló de su nueva novela, El camino de Ida, cuyo motor principal es la mujer, “siempre he conversado mejor con las mujeres que con mis amigos“, nos confesó un Piglia que se veía muy contento.

La novela Policial sigue siendo para Piglia un juego, pero también un modelo de investigación, un pacto en donde el narrador y el lector avanzan de la mano para resolver el enigma; a Piglia, nos dice, no le gustan los narradores sabelotodo, pedagógicos.

 

Piglia además nos advirtió sobre la balcanización que sufre la literatura latinoamericana: “viajan los escritores pero no viajan los libros“. Además, nos habló también de lo difícil que sigue siendo que los latinoamericanos nos leamos; antes, nos cuenta, “ los libros de Rulfo Elizondo o José Agustín los leíamos casi al mismo tiempo que se publicaba“, ahora los libros deben dar una vuelta por España por ejemplo y luego ya son distribuidos por Latinoamérica.

Como parte de la presencia de Argentina en México, los escritores Hernán Rosino, Andrés Neuman, Oliverio Coelho y Damián Tabarovsky, nos platicaron de lo difícil que es decir hacia dónde va la literatura latinoamericana.

 

Nos platicaron además que Borges ha dejado de ser una sombra para los escritores argentinos y del importante papel que juegan las editoriales como impulsor transversal en Latinoamérica de nuestra mejor literatura. También, hablaron de la reciente ley de  medios argentina, “ésa no es nuestra lucha“ nos dicen, pues la ley no beneficia realmente a las editoriales, sin embargo, sí genera nuevos espacios de difusión y permite que sindicatos, universidades o pueblos originarios puedan acceder a los medios; al final, la mayoría lo vio como un buen avance en materia de medios audiovisuales.

 

Ya entrados en letras, nos fuimos a ver el Jam de letras en los que participaron Brenda Lozano, Hernán Bravo Varela, Paola Tinoco, Francisco Hinojosa y Alejandro Magallanes, el diseñador detrás de las geniales portadas de Editorial Almadía. Este tipo de actividades en donde los escritores y los lectores participan en la creación es una de las mejores que pudimos ver en la Feria.

 

Otro feliz momento fue la entrega del Premio Aura Estrada a una querida amiga de Sopitas.com, Verónica Gerber. Ella fue galardonada para apoyar su carrera como joven escritora y definitivamente una promesa de la que vamos a seguir escuchando.

 

Es imposible abarcar todas las experiencias que la Feria nos ofrece. La FILO, finalmente ha logrado consolidarse como referente necesario para difundir nuestras mejores letras y, todavía más importante, hacer de la lectura unja actividad de sociedad que logra arrebatar los oscuros espacios a los que nos hemos acostumbrado los mexicanos para llenarlos de creación, de crítica y participación.

Agradecemos especialmente a la Editorial Almadía por  el monumental esfuerzo que la Feria significa para ellos. Nos vemos el próximo año 🙂

Fotos de: Irasema Fernández, Almadía y Jorge Luis Plata.

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