El 28 de agosto se estrenó el documental H2Omx, dirigido por José Cohen y Lorenzo Hagerman. Este documental será exhibido en el marco de la Semana Mundial del Agua, que tendrá lugar del 31 de agosto al 5 de septiembre.
H2Omx es un documental que nos muestra con datos duros la preocupante situación del agua en nuestra ciudad.
La ciudad de México, la otrora gran Tenochtitlan, capital de la Nueva España, ciudad con más de medio milenio de existencia, el monstruo urbano creado sobre un lago puede no ser tan sostenible como nosotros creíamos.
Mientras que los antiguos mexicanos se preocupaban por criaturas acuáticas como el temible Ahuizotl (una criatura mitológica que ahogaba a las personas), los actuales deben preocuparse por la falta de agua.
H2Omx nos presenta datos estremecedores que esperan generar conciencia entre los defeños sobre lo desoladora que será la crisis del agua en nuestra ciudad.
Por ejemplo, para el 2030, la ciudad deberá encontrar la manera de abastecer de este líquido vital a 29 millones de almas.
Otro dato terrible es que el 40% del agua que se consume se pierde en fugas. Además de que en el 2025 los mantos acuíferos de nuestra amada ciudad estarán secos.
La película también nos muestra la difícil tarea que es, en la actualidad, conseguir agua para muchas zonas de la ciudad (en zonas de Xochimilco aún se usan burros para trasladarla).
Por otro lado, el DF solo trata el 7% del agua desechada, el resto llega a los campesinos del Estado de México e Hidalgo. Y como ese 93% de agua no es tratada, tiene níquel, cadmio, arsénico y otros metales pesados que en exceso (como actualmente llegan) son dañinos para la salud.
Un agricultor del estado de Hidalgo dice en el trailer:
«Del DF nos mandan la mugre y nosotros se las regresamos en alimentos, en pescado, legumbres, leche… es triste, pero así estamos»
Nuestra ciudad tampoco tiene un programa integral de recolección del agua de la lluvia, pero sí hay proyectos como el de la Isla Urbana, reconocido mundialmente ya que consta de 300 sistemas de captación de lluvia, lo que equivale a dejar de desperdiciar 60 millones de litros al año (imáginense el agua que recolectaríamos si tuviéramos un programa integral que captara lo más posible de lo que nos manda Tláloc).
Y sí, mientras en algunos lugares no hay agua, otros se inundan.
La película propone varias soluciones a todos los problemas, pero, antes que nada, quiere servir como una manera de concienciar a la ciudadanía.
Hay que tener presente que el problema está a la vuelta de la esquina, y que ciudadanos y gobierno debemos enfrentarlo.