Tras la adaptación del manga Old Boy que Spike Lee presentó recientemente, todo parece indicar que la historieta japonesa llegó a Hollywood para quedarse. Ahora toca el turno de una de las historias más inteligentes que hayan pasado por la páginas y las pantallas niponas, Death Note, bajo la dirección del más inesperado de los nombres: Gus Van Sant.
Aunque el proyecto ya tiene rato, no ha aterrizado en un buen plan de producción. El nombre de Shane Black, director de Iron Man 3, fue el primero en sonar para ser el director de la cinta, aunque recientemente abandonó el proyecto.
Aunque ya existe una versión live action el manga de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata, estrenada en 2006 y de producción japonesa, se trata más bien de una ilustración sin ninguna originalidad cinematográfica. Con seguridad, la cinta de Van Sant resultaría refresacante tanto para los amantes del original oriental como para los aficionados del buen thriller.
Gus Van Sant es bien conocido por cintas como Elepahnt, que le valió la Palma de Oro en Cannes; Milk, uno de sus trabajos más comercial y simultáneamente políticos, o Paranoid Park, un delicado retrato de la soledad del adolescente contemporáneo. Su estilo lento, contemplativo y recatado puede parecer inadecuado para esta cinta, sin embargo, destaca también al crear perfiles inteligentes con gran maestría, lo que representa un punto a su favor.
Death Note cuenta la historia de un brillante aunque frío chico que encuentra una extraña libreta. Pronto descubre que aquellas personas cuyos nombres con anotados en esas páginas, mueren. De esta forma, inicia una cruzada para matar a todos los criminales del mundo. Las muertes repentinas llaman la atención de la Interpol y el mejor detective a su disposición comienza la cacería del misterioso asesino. Así comienza un duelo de inteligencia, estrategia y muerte de vertiginosas magnitudes.