Hace unas semanas fue Lala en Tamaulipas, ahora en Guerrero, Grupo Gepp, un distribuidor exclusivo de Pepsi, anuncia que mejor “ahí muere”: su planta en Ciudad Altamirano cierra operaciones debido a la alta inseguridad que se vive en la región.
Ya que no está padre trabajar nomás para que te extorsionen, te cobren piso o nomás andes con el “Jesús en la boca”, el distribuidor exclusivo de la marca Pepsi anunció que, por ahora, es mejor detener operaciones. Oficialmente la empresa señaló que esta decisión se tomó ““al no estar presentes las condiciones requeridas para la continuidad de la distribución de su portafolio de productos al mercado”.
Aunque el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, cada que puede sale a decir que sí, puede que la situación está un poquito difícil en la entidad, pero que ya se están aplicando para bajar los índices de delitos… pues no es la primera empresa que prefiere emprender la graciosa huida. De acuerdo con Forbes, el pasado 23 de marzo hizo lo mismo Coca-Cola Femsa. De hecho, según reporta el diario, el cierre de operaciones de la embotelladora fue en la misma ciudad que Grupo Gepp. Al igual que el distribuidor de Pepsi, la de Coca anunció su cierre de forma indefinida.
Pepsi se va de Guerrero debido a la inseguridad que se vive en Tierra Caliente, liquidó a sus empleados y cerró operaciones https://t.co/xf0sgCMMa0 pic.twitter.com/NTNmn3KzIe
— Reporte Índigo (@Reporte_Indigo) 12 de junio de 2018
Al respecto, Milenio consultó al director de consultora Oca Reputación, Antonio Ocaranza, quien señaló que el cese de operaciones es la última opción a la que recurre una empresa. Sólo se toma cuando ya no hay de otra para reducir los riesgos de operación en lugares con “ciertas” características.
Y bueno, si ya lo hizo la embotelladora de Pepsi y Coca-Cola, el efecto podría extenderse a otras empresas. “No me extrañaría que hubieran más empresas que tengan que tomar una decisión así porque lo que hemos estado viendo a lo largo de los meses es un deterioro de la situación de seguridad y una falta de actuación de la autoridad antes de las elecciones y de ser muy cuidadosos en la aplicación de la ley en los momentos que estamos viviendo”, comentó el directivo.
Desde que Coca-Cola Femsa paró sus operaciones en Ciudad Altamirano, Guerrero, tenía alrededor de 160 colaboradores. Su cierre ha generado pérdidas por cerca de 30 millones de pesos… por mes en sus ingresos. A ver qué números arroja la decisión de Grupo Gepp.