Una de las películas mexicanas que más han dado de qué hablar últimamente en diversos festivales de cine a lo largo del mundo es Güeros, que ha sobresalido notablemente en la Berlinale, San Sebastián, Tribeca, Odessa y Lima, y ahora tiene la oportunidad de sumar un nuevo triunfo en la edición número 12 del Festival Internacional de Cine de Morelia.
El primer largometraje del director Alonso Ruizpalacios tiene todos los elementos necesarios para hacerse del reconocimiento en la Sección de Largometraje Mexicano en el FICM. La historia es original, fresca y fácil de entender; el guion, escrito por el propio Ruizpalacios junto a Gibrán Portela, está bien elaborado y se nota un trabajo muy cuidado en cada uno de los detalles de esta producción.
Rodada en blanco y negro, esta road movie, protagonizada por Tenoch Huerta, Sebastián Aguirre, Leonardo Ortizgris e Ilse Salas; nos lleva a través del accidentado y entretenido viaje realizado por dos hermanos y un amigo del mayor de ellos, para encontrar a Epigmenio Cruz, un mítico cantante de los años sesenta que en su mejores épocas pudo haberse convertido en una de las grandes leyendas del rock nacional.
Teniendo como contexto una huelga estudiantil en la UNAM, idéntica a la que tuvo lugar en 1999, la búsqueda del desaparecido roquero mexicano funciona como un buen pretexto para que los personajes hagan un largo recorrido por varias partes de la Ciudad de México, que es un escenario perfecto para el desarrollo de la historia.
Cada uno de los personajes principales de Güeros le aporta algo interesante a su historia y es así como nos encontramos con Tomás, quien se ve obligado a mudarse con su hermano mayor después de desesperar a su madre; Sombra, el hermano mayor que siempre está encerrado en su casa con su mejor amigo debido a la huelga universitaria y al que le dan ataques de pánico; Santos, el amigo que siempre apoya y cuida a Sombra; y Ana, una de las integrantes del consejo estudiantil de la huelga e interés romántico de Sombra.
Después de ver Güeros en el FICM, Alonso Ruizpalacios platicó rápido con nosotros sobre su película y de cómo se le ocurrió la historia. Esto fue algo de lo que nos dijo el ingenioso director:
“La película la empecé a escribir hace muchos años cuando terminé la escuela y estaba desempleado, estaba en el limbo y eso me llevó de regreso a otro limbo que tenía yo cerca debido a amigos míos que estudiaban cuando estalló la huelga de la UNAM en 1999. Muchos se quedaron estancados en lo que llamaban entre bromas el síndrome del jubilado prematuro, entonces este estado de limbo me interasaba como punto de partida y luego empecé a recopilar historias de lo que hacían mis amigos.”
“Me decidí por el contexto de la huelga y comencé a estudiarla, a leer de ella, tuve acesores que estuvieron muy metidos en el movimiento, también entreviste a mis amigos y me pareció algo fascinante. Al ir investigando se me hizo como un microcosmos de un país lleno de contradicciones. La película es sobre una huelga ficticia que tiene muchos ecos de la del 99, pero decidí hacerlo atemporal.”