El viernes que no quisiera recordar
Las tragedias marcan a la sociedad. No importa que no se hayan vivido en carne propia, se graban en el colectivo imaginario. Pasó con el terremoto de 1985, con el asesinato de Colosio o con el atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001. Quienes vivimos estos acontecimientos solemos recordar que hacíamos y la manera en la que recibimos estas noticias.
Así nos pasó un viernes de hace justamente tres años.
5 de junio de 2009. Me enteré por medio de un noticiero radiofónico mientras conducía. Se hablaba de un incendio en una guardería de Hermosillo. Las causas eran inexactas, así como el número de muertos y heridos… la gran mayoría bebés y niños que se encontraban en aquella instancia infantil. Recuerdo haber sentido un vacío en el estomago. Una especie de vértigo que instintivamente quise bloquear pensando ‘debe haber un error’. Supe que el nombre de ese lugar era “Guardería ABC”, lugar que por cierto, operaba como dependiente del IMSS.
Pasé el resto de la tarde monitoreando lo que pasaba en Sonora. En la red comenzaron a circular las primeras y brutales imágenes que me mostraban un escenario dantesco que desde entonces comenzó a dolerme.
Las imágenes del personal de protección civil, familiares de las víctimas y ciudadanos desesperados por rescatar a los 176 pequeños que se encontraban en el interior eran desgarradoras. El rostro de los padres de familia que de pronto veían su vida e ilusiones convertidas en una cruel pesadilla del destino simplemente aplastaba el ánimo de cualquiera. La cifra de víctimas iba incrementándose lenta, pero angustiosamente. Al caer la noche, la cifra ya era de 31 muertos y 40 lesionados, muchos de ellos en estado de gravedad.
El 28 de julio del 2009, casi dos meses después del incendio, falleció Juan Carlos Rascón de tres años de edad, con lo que la cifra oficial de niños muertos se cerró en 49.
Desde entonces, cada que revivo ese momento un escalofrío me recorre el cuerpo. Soy solamente un mexicano más que entre sus corajes y preocupaciones carga con la tristeza de 49 niños que no debieron morir. Uno más de millones que guarda en sus recuerdos lo ocurrido hace tres años.
Al dolor de la muerte de 49 inocentes de entre 4 meses y 4 años de edad, se suma el coraje por la incompetencia de las autoridades para esclarecer lo sucedido y castigar a los culpables. Como suele ocurrir, al final estas tragedias sólo nos aclaran la profunda penetración que la corrupción ha tenido en las instituciones de nuestro país.
Tres años después los restos de la Guardería ABC permanecen delimitados por una reja oxidada y lonas polvorientas. Así de triste sigue siendo el panorama para los padres de las victimas que siguen sin encontrar una explicación coherente de lo ocurrido.
Hace justamente un año, en Sopitas.com publicamos el texto “A 2 años del incendio de la Guardería ABC”en el que relatamos con lujo de detalle la red de contradicciones y corruptelas que rodean el caso. Al releerlo descubrimos con tristeza que lo escrito hace 12 meses sigue siendo vigente. Continúan las mismas dudas, la misma pasividad del gobierno por castigar a los culpables y el sentimiento de que los resultados y avances en la investigación se siguen manejando de acuerdo a los intereses del poder.
Varios detenidos, ninguna certeza
Poco después de la tragedia de hace tres años, escuchamos de parte de Daniel Karam, director del IMSS decir que la Guardería ABC cumplía con los lineamientos de seguridad de ley. También circuló la versión oficial de que el incendio había sido provocado por un corto circuito en una de las bodegas contiguas a la guardería. Sin embargo, al paso de los meses se fueron conociendo aterradoras revelaciones que dejaban ver las malas condiciones y falta de seguridad para operar del lugar. El mismo Karam rectificó y señaló que la guardería incumplía con varias normas de protección civil, como la falta de extintores, salidas de emergencia o personal suficiente.
Comenzó entonces el desfile de revelaciones incomodas y fuimos descubriendo que esa guardería operaba gracias a la complicidad de autoridades estatales y federales que haciéndose de la vista gorda autorizaron su apertura y funcionamiento. La cereza del pastel fue enteramos que Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo, una de las dueñas del lugar, es familiar de Margarita Zavala, esposa del presidente Felipe Calderón.
Desde entonces ha habido ceses, detenidos y se han señalado varios culpables.
Entre ellos:
Arturo Leyva Lizárraga, delegado del IMSS en Sonora fue cesado en junio del 2009 junto con otros ocho funcionarios de la misma institución. Se detuvo a dos trabajadores del IMSS y a siete de la Secretaria de Finanzas del Gobierno de Sonora. Carla Rochín Nieto, entonces coordinadora nacional de guarderías, y Sergio Antonio Salazar, director de prestaciones económicas y sociales fueron removidos de sus cargos. El año pasado fueron detenidas las coordinadoras de la zona de guarderías del IMSS, Irma Crescencia Díaz y Yadira Becerra. El 17 de mayo del 2011 se le dictó auto de formal prisión por homicidio culposo al ex delegado del IMSS, Arturo Leyva Lizárraga.
Gilberto Inda Durán, ex secretario de Hacienda; Wilebaldo Alatriste Candiani, ex titular de la Unidad Estatal de Protección Civil y Jorge Luis Melchor Islas, jefe del Departamento de Control Vehicular de la Secretaría de Hacienda fueron inhabilitados 10 años por el gobierno de Sonora para no prestar servicios en la administración pública. El 8 de julio del 2011 se dictó auto de formal prisión a Delia Irene Botello Amante, coordinadora zonal de Guarderías del IMSS. La PGR la señaló como probable responsable de los delitos de ejercicio indebido del servicio público, homicidio y lesiones culposas.
Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella, accionista de la Guardería ABC, a pesar de ser detenida, obtuvo un amparo contra su probable responsabilidad penal. El pasado agosto, la Policía Federal Ministerial capturó a Noemí López Sánchez, ex Jefa del Departamento de Guarderías del IMSS, a quien se le vincula con varias negligencias que derivaron en el incendio de la guardería.
De forma estúpida, entre varias instituciones se han aventado la bolita y esquivando responsabilidades. El IMSS señaló como responsable del incendio a la Secretaría de Finanzas del Gobierno de Sonora. El Gobierno Federal y el de Sonora hicieron lo mismo y se culparon mutuamente.
Muchos detenidos y sancionados. Sin embargo no podemos quitarnos de la cabeza la idea de que no son más que ‘chivos expiatorios’, funcionarios de poca monta que si bien tienen su culpabilidad, no eximen a políticos y autoridades de altos niveles por la responsabilidad de la muerte de estos 49 niños.
A 3 años…
Tres años después resulta un insulto que Juan Molinar Horcasitas, ex director del IMSS quiera acomodarse a como dé lugar dentro de la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota. Indigna que Eduardo Bours Castelo, ex gobernador de Sonora siga declarando idioteces y haciéndose ‘como que la virgen le habla’ cada que se le cuestiona sobre lo ocurrido y que varios implicados sigan buscando puestos públicos.
Por fortuna el incendio de la Guardería ABC está lejos de olvidarse. Lo mejor que podemos hacer ante una situación así es no dejar de expresar nuestra inconformidad. Hablar de lo sucedido hace tres años, nos garantiza no olvidar los errores cometidos y presionar así para que esa estela de corrupción (responsable de esta y otras tragedias del país) no vuelva dañarnos.
Las marchas, manifestaciones y voces en contra deben seguirse escuchando hasta que cada una de las familias de esas 49 criaturas encuentre el consuelo de saber que se les hizo justicia.
No queremos cerrar este escrito, sin elevar nuestro más profundo respeto a esos 49 niños que injustamente sucumbieron por culpa de un sistema que está podrido de raíz. En donde quieran que estén, sepan que no los olvidamos. Se les extraña en casa, se les extraña en el país. El vacío que dejan jamás será llenado.
Aquí un video sobre la marcha llevada a cabo el pasado 3 de julio en la Ciudad de México.