Pues con la novedad de que, varios meses después de que comenzaron a filtrarse los documentos hackeados de la SEDENA, en Presidencia se acordaron (o dieron cuenta) que varios no son oficiales…

En medio de las revelaciones que apuntan a que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) sigue con las mañas de espionaje que tanto caracterizaron a otros gobiernos, en Presidencia sacaron un comunicado para, precisamente, negar que las fuerzas armadas espíen a la ciudadanía… bueno, sí lo hacen, pero ahora lo hacen con gracia… o, mejor dicho, con fines de inteligencia.

La SEDENA y otras dependencias “trabajan en la recolección, procesamiento, diseminación y explotación de la información, que comparten con otras autoridades en materia de seguridad pública”, explica Presidencia, para después aclarar que la información con la que trabajan en Inteligencia es proveniente de fuentes abiertas y labores de campo: nunca de comunicaciones privadas.

Las comunicaciones privadas son inviolables (…) sólo un juez puede valorar y autorizar su intercepción, siempre y cuando contenga información relacionada con algún delito”.

Espionaje cibernético

Obvio, todo lo anterior está amparado en la Ley de Seguridad Nacional.. y sin el objetivo de conocer la vida privada de actores políticos, sociales o mediáticos. “Únicamente se realizan con el objetivo de coadyuvar a la justicia”. Ya ven… y ustedes de pin·$%&/es malpensados.

No toda la información filtrada de la SEDENA es oficial

Ahhh y el detallito que le da título a esta fregona nota: en el mismo comunicado, Presidencia señala que no pueden considerarse como oficiales algunos de los documentos que, desde hace meses, han ido revelando diversos medios. Las muy sonadas filtraciones de Guacamaya, las cuales son a partir de un mega ciberataque aplicado a la SEDENA.

Presidencia aclara que no toda la información es chafa… pero sí aquella que los de Guacamaya obtuvieron del correo institucional de la SEDENA. Esa información, aclara el gobierno federal, es de “carácter público y no es de clasificación confidencial” y, por lo mismo, no pueden calificarse como oficiales: “no están signados, firmados, ni avalados por alguna autoridad competente”.

La oficina de Presidencia agrega que andarle haciendo caso a toda la información filtrada (y más la mencionada) hace que cualquier güey pueda elaborar documentos y atribuírselos a la SEDENA… sobre todo aquellos que quieren dañar la muy dañada imagen de la institución.

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