Cuando se habla de ultraderecha en la política de México se prenden las alarmas… y por supuesto, también se encienden los libros de historia. Pues, discutiendo entre las sombras, cubiertos de un aire mítico o a plena luz de los reflectores sociales, desde el siglo XX en nuestro país hemos tenido más de una sacudida originada en esta ideología extrema.
Algunos solo se reunían en silencio, otros repartían publicaciones y algunos más, crecieron tanto hasta convertirse en partidos políticos que llegaron a la presidencia… digo, ¿qué?
Definir a la ultraderecha en el mundo no es sencillo, aunque el historiador estadounidense Arno Meyer —parafraseado por el investigador mexicano Víctor Manuel Muñoz Patraca– pareciera que llegaron con buena puntería. Para ellos, la ultraderecha está conformada por grupos que no están de acuerdo con los cambios y son partidiarios de un statu quo anterior.
¿El detalle más importante? Están dispuestos a todo para mantener su poder e influencia, utilizando la violencia si fuera necesaria.
Aprovechando que estamos hablando de ultraderecha —y que sus expresiones se asoman en pleno siglo XXI— queríamos hacer un recuento por algunos de estos grupos ‘secretos’ en la historia de México. Grupos que agarraron vuelo con la ideología… y en el camino, coquetearon con el fascismo, la violencia y una buena dosis de catolicismo.
La U
Aunque el nombre, en estos años, está relacionado a un grupo completamente diferente… a principios del siglo XX representaba a un grupo secreto de ultraderecha que surgió en Morelia, como una organización que quería mantener la influencia eclesiástica en el Estado.
Se trataba de un instrumento para movilizar políticamente a los católicos en México.
Eran, oficialmente, conocidos como la Unión de Católicos Mexicanos o la Asociación del Espíritu Santo. Sus miembros —según presenta el investigador Yves Solís— eran reconocidos por un alfiler en la solapa del saco y una serie de señas secretas como tocarse tres veces, con el dedo índice, el corazón.
Sus miembros alcanzaron gran poder e influencia en los primeros años del siglo XX. Hubo diputados, magistrados e incluso gobernadores que participaban en el movimiento de La U.
Al final, el movimiento desaparecería, no sin antes sentar las bases como uno de los orígenes ultraderecha en México y que, gracias a su fuerza, capturó la atención del gobierno de Plutarco Elías Calles… desencadenando la Guerra Cristera.
Los Tecos
Después de la Guerra Cristera y un acuerdo —a regañadientes— para separar las organizaciones eclesiásticas del Estado, la siguiente trinchera de la ultraderecha en México se llevó a cabo en las escuelas. Particularmente, en el modelo educativo socialista impulsado por Lázaro Cárdenas.
Para contrarrestar el sistema, se formó la primer universidad privada en México, la Universidad Autónoma de Guadalajara.
Y con ella, llegaría una asociación clandestina de exalumnos jesuitas que se denominaban Los Tecos. Estaban encabezados por Carlos Cuesta Gallardo y la familia Leaño quienes, según la recolección del doctor Benjamin Castillo Murillo, buscaba “formar movimientos juveniles para luchar por el control de las instituciones de educación superior”.
Su movimiento, cuentan, estaba inspirado por una ideología antisemita y se había radicalizado durante unos presuntos viajes a la Alemania Nazi y a la Falange Española.
Adoptaron símbolos, rituales y una estructura paramilitarista europea que alcanzó los reflectores y su apogeo en varios choques violentos en Guadalajara durante los años cincuenta, cuando las compañías jesuitas comenzaron a acercarse a otra universidad en la localidad, el ITESO.
Salvador Borrego y el nazismo
En 1953 un reportero de la versión vespertina de Excélsior publicó un libro llamado Derrota Mundial.
El nombre del autor es Salvador Borrego y su tesis partía de un pensamiento rudísimo de la ultraderecha internacional. Decía, en breve resumen, que los judíos eran una de las peores amenazas para el cristianismo internacional, que controlaban intereses financieros y se hacía una abierta apología al nazismo.
Sus libros, que tenían toda clase de ‘dulzuras’ como el negacionismo del Holocausto, terminaron siendo todo un éxito editorial de ventas en México.
“El impacto en sectores de las clases medias, sobre todo del interior de la República, fue bien conocido en términos del atractivo encontrado en las grandes manifestaciones de alemanes disciplinados y bien uniformados”, plantea el politólogo Víctor Muñoz Patraca, al narrar los avances ideológicos del anticomunismo en México… pero que, gracias a Borrego, terminaban en el imaginario nazi.
Aunque sus ideas nunca tuvieron eco como para formar un movimiento formal, si fomentaron la división ideológica. Grandes empresarios mexicanos —como Eugenio Garza Sada— se encontraban entre sus lectores constantes y otros políticos, como Salvador Abarca hicieron eco de sus ideas represoras.
El MURO
El MURO era el acrónimo con el que se conocía al Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, nacido en los años sesenta. Aunque no se saben exactamente las condiciones de su creación.
Una de las teorías es que surgió en los plenos años de disputa ideológica en la UNAM. Aparentemente —según narra el autor Edgar González Ruiz, en un libro al respecto— nacieron en un enfrentamiento entre los seguidores de Fidel Castro y los alumnos anticastristas en un 26 de julio de 1961.
Otros, como el reconocido periodista Manuel Buendía, cuentan que se trataba de un movimiento fundado por “12 Apóstoles”.
Un grupo de empresarios, basados en Puebla y financiados de maneras que nunca se han aclarado, que buscaban controlar la educación en México, luchando a través de los jóvenes militantes contra “el marxismo leninismo dogmático y ciego”, como aparecería en una publicación del grupo en Excélsior.
A pesar de sus inicios desconocidos, el MURO tuvo participaciones bastante visibles en marchas en contra del movimiento estudiantil del 68, golpizas, trifulcas en la UNAM e incluso, los acusan de robar miles de expedientes universitarios.
El Yunque
Por supuesto que no podíamos pasar por este pequeño recuento sin hablar del Yunque, otra organización nacida en las universidades mexicanas de los años 50.
Esta organización —que adopta su nombre como una antítesis del martillo, un objeto firme e inamovible— se originó en Puebla, bajo la inspiración de Ramón Plata Moreno y Manuel Díaz Cid. Se dice popularmente, que su misión principal es “instaurar el reino de Cristo en la Tierra”.
Además de las ideas clavadas en el catolicismo, se considera también como un un grupo anticomunista.
Los acusan de haber participado en agresiones y asesinatos políticos en la década de los setenta. Sin embargo, su relevancia ha ido creciendo con los años y a pesar de su carácter ‘reservado’, periodistas como Álvaro Delgado aseguran que llegaron muy cerca del poder en México durante las presidencias panistas.
Particularmente se menciona el caso de Carlos Abascal, secretario de Gobernación con Vicente Fox e hijo de Salvador Abascal, uno de los fundadores del movimiento sinarquista.
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Estos son solo algunos de los grupos ‘secretos’ más conocidos de la extrema derecha o ultraderecha en México, el lado más radical de una ideología internacional que, en estos últimos días, volvió a asomarse en nuestro país. La historia, definitivamente es extensa.
Eso sí, si le dan click a algunos de los hipervínculos que hay en esta nota, verán algunas investigaciones y tesis muy interesantes sobre el movimiento que… si algo sabemos, es que debe ser tomado en serio.