Breve confesión personal. Esta nota está escrita desde casa, con un té de manzanilla en la mano y con una sabanita cubriéndome las piernas, en honor a la abuelita Coco. Y les cuento esto porque a mí, como a miles de mexicanos más —o millones alrededor del mundo—, me acaba de dar gripa.
Si sirve de consuelo: no estoy solo —y si ustedes nos están leyendo en las mismas condiciones, tampoco lo están.
Los datos recientes en decenas de países parecen indicar que las épocas de frío que se avecinan, en lo que nos queda de 2022 o principios de 2023, serán temporadas súper difíciles con los virus respiratorios como gripa o influenza.
¿Tienen gripa o influenza?
Hablamos de gripa por ser la versión más leve, la que nos hace hacer corajes y nos desespera por llenarnos de mocos, pero más allá de ese pequeño lapsus de molestias, no es tan severa como la influenza; y es en esos casos, donde sí vale la pena platicarlo en serio. Sobre todo, porque está sucediendo en todo el mundo.
Estados Unidos avisó oficialmente que, en este 2022, están viviendo su peor época de gripa o influenza en más de una década.
Las visitas al médico con síntomas respiratorios se duplicaron —sí, duplicaron— cuando las comparan con las del 2021 y en este año la influenza está golpeando súper fuerte. Recientemente habían calculado más de 880 mil casos y cerca de 7 mil hospitalizaciones.
Lo mismo pasó en Australia, por cierto.
Asomarnos por allá es buen ejemplo porque —hemisferio sur— es llega el invierno 6 meses antes y son buenos para medir sus enfermedades. Pero el chiste es que también reportaron su peor temporada de enfermedades respiratorias en cinco años.
Y volviendo a nuestras tierras, la verdad es que en México comienzan a aparecerse algunos datos preocupantes.
Aunque aquí no medimos cada vez que algún paciente sale a a comprar un antigripal, o se presenta en una farmacia con síntomas de gripa —o se la cura encerrado en su casa terminándose lijándose la nariz con puros pañuelos—, sí medimos las veces que la influenza se pone grave.
De acuerdo con la Secretaría de Salud en la tercera semana de noviembre se presentaron 531 casos de influenza —atendida en hospitales del sistema, claro. Lo que significa 27 veces más que la misma semana del año pasado.
Hace algunos semanas —el 11 de octubre, para ser más precisos—, las autoridades de México avisaban que se nos venía una época invernal llena de mocos… digo, de enfermedades respiratorias. En total, avisaron que esperaban la presencia de cerca de 350 virus en los próximos meses.
¿Como que mí gripa es culpa del COVID?
Obvio, hay mil razones por las que te puede dar gripa o influenza, pero una teoría que cobra aceptación entre los especialistas es que está relacionado con el COVID, bueno… casi.
Nada tiene que ver con la enfermedad que nos encerró durante casi tres años, sino con el encierro mismo.
“Como población, nuestra inmunidad a la gripa o la influenza está cayendo”, explicaba el especialista en virología Richard Webb en una entrevista para The Hill. “Así que cuando el virus regresa, tiene más espacio para esparcirse o más espacio para enfermarte más”.
Comentaba que, en un año normal, la exposición constante a los virus hacía que existiera inmunidad comunitaria. En un año normal, hasta el 30% de las personas podría haber estado en contacto con la enfermedad.
Como no tuvimos años normales desde el 2020 al 2022, se nos descuadraron las defensas.
Otro de los puntos es el uso del cubrebocas que, seguro lo han notado: mientras volvemos a nuestras actividades diarias sin él, volvemos a estar en contacto con toda esta pachanga de estornudos y mocos. Además, claro, menciona que los virus han evolucionado en este tiempo.
La influenza que conocíamos en 2020 no es la misma que circula en 2022, así como tampoco lo es el virus sincitial respiratorio —que le pega especialmente a los niños— y por supuesto, también mutaron toda la camada de adenovirus, rinovirus o coronavirus que causan el resfriado común.
En fin, si ya les dio gripa, pues ya dibodo —como decía Dehesa— y si no les ha dado, tápense su pechito.
