El presidente colombiano Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), firmaron este jueves el histórico acuerdo que pone fin al conflicto armado y político que duró más de 50 años y dejó más de 200 mil muertos, 45 mil desaparecidos y 6.9 millones de desplazados.
En el documento se acordó el definitivo cese al fuego y dejación de armas —lapso máximo de 180 días—, garantías de seguridad para los miembros de las FARC y luchar contra las organizaciones criminales que amenacen la implementación de los acuerdos. Los guerrilleros se establecerán en 23 zonas de concentración donde se irán reintegrando progresivamente a la vida civil Y la ONU servirá de garante para que las FARC entreguen hasta la última de sus armas.
El convenio fue también fue firmado por los delegados de los países garantes, Cuba y Noruega, y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Ban Ki-moon, entre otras personalidades. Allá por Cuba también estaba el ciudadano presidente Enrique Peña Nieto, viéndolo todo en primera fila.
Lamentablemente el acuerdo de paz con las FARC no significará terminar el conflicto armado en Colombia, ya que todavía resta lograr un acuerdo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) —la segunda guerrilla activa en el país— y terminar con las bandas criminales que surgieron tras la separación de grupos paramilitares.