Ya nos lo decían por ahí: “esto es México, wey, capta”. En este país los casos donde se hace justicia y se esquiva la impunidad son las excepciones. La siguiente historia es apenas una representación fiel del estado en el que está la impartición de justicia en la capital del país. Apenas una postal de tantas otras. La cosa está así: el pasado 13 de julio, a las seis y media de la mañana, un conductor en presunto estado de ebriedad chocó su auto contra la parte trasera de un camión de Limpia de la Ciudad de México. La situación no quedó así. Entre auto y auto quedó prensado un trabajador que acomodaba basura. El conductor imprudente, identificado con el nombre de Gianni Giovine Ramos, no prestó auxilió al herido y sólo descendió del automóvil una vez que llegaron policías preventivos para arrestarlo. “Viene pedo este wey”, exclamó uno de los oficiales. En una grabación dada a conocer por el portal Animal Político, incluso se puede observar cómo los policías deben ayudar a Giovine Ramos a subirse a la patrulla.
El trabajador Martín Marcelo Apolinar fue rescatado por los bomberos y paramédicos. Posteriormente, Marcelo Apolinar fue trasladado a un hospital. El trabajador murió en el nosocomio minutos después. En resumen: un conductor en presunto estado de ebriedad machucó a un empleado de limpia, el cual, algunos minutos después, perdió la vida. Gianni Giovine Ramos quedó en libertad un día después de ser declarado “clínicamente no ebrio y no intoxicado”. Según nuestras siempre atinadas autoridades de la CDMX, la muerte de Apolinar fue un homicidio, pero este no fue intencional, por lo que el probable responsable del delito “de plano no va a pisar un penal”. La viuda del encargado de limpieza denunció que eso es lo que le dijeron en el área de asesoría jurídica de la Procuraduría de Justicia.
¿Cómo fue posible que el señor Gianni Giovine Ramos abandonara la cárcel en un día? De acuerdo con Animal Político, esto se debe a que a la pareja de policías encargados de ofrecer atención se les borró —misteriosamente— la memoria. Así como lo leen: en 28 minutos —tiempo que hicieron de Benjamín Franklin, el lugar de los hechos, a la Unidad de Investigaciones 3 de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México— a los polis se les olvidó que el presunto responsable tenía aliento etílico y que no ofreció atención ni auxilio alguno a la víctima. 24 horas después y tras pagar 25 mil pesos de fianza, el conductor salió libre. “Yo no sé qué hilos movió este señor, pero compró todo”, declaró la viuda al sitio web. “(El auto) lo destrozó prácticamente de la cintura para abajo. Dicen sus compañeros que él gritaba de dolor, y mientras, el tipo que los chocó estaba tranquilo, dentro de su carro, se negó a salir para ayudar”, remató la señora Alicia.