Pareciera que a los políticos mexicanos les pagamos para desafiar nuestra capacidad de asombro constantemente. Si esa fuera su chamba, la cumplirían con creces. Con cada decisión, acto o declaración, los supuestos representantes populares siempre terminan por sorprendernos. Así es el caso del diputado chapulín Rodrigo García Escalante, quien se echó una pifia de aquellas que se recuerdan por mucho mucho tiempo. El legislador local, que ya pasó por el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional, un par de veces, y por el Verde Ecologista, pronunció un discurso virulento a favor de los espectáculos donde se explota y violenta a los animales. Así como lo leen: García Escalante, exmiembro de un partido que se define como una “organización de ciudadanos ecologistas, comprometidos con el respeto por todas las manifestaciones de la vida, la protección del medio ambiente y la contención del deterioro ecológico”, busca que se reforme la Ley de Protección Animal en Veracruz para que se permitan las peleas de gallos y la tauromaquia.

Básicamente el diputado Rodrigo García, como muchos integrantes de la clase política, aplican fielmente aquella máxima de Groucho Marx: “estos son mis principios, si no le gustan… tengo otros“. La cosa no quedó ahí. Después de señalar los beneficios económicos que dejan las peleas de gallos y las corridas de toros, el diputado panista—por ahora— comparó estas manifestaciones con el aborto. “Yo les pregunto a quienes están en contra de legalizar las peleas de gallos, pero a favor de que las mujeres puedan abortar, y matemos niños: ¿cómo podrían remplazarse tantas fuentes de empleo que la gallística genera?”. El ínclito legislador local también dijo que las peleas de gallos forman parte de la identidad cultural de los veracruzanos y que no se debe ceder ante ideas que vienen del extranjero.

Esa declaración nos recordó a Liliana Araceli Ibarra Rivera, diputada del PAN —qué coincidencia— en Chihuahua, que a finales de abril comentó que “la corriente feminazi” llegaba a México desde el extranjero.

Diputado panista compara aboto con pelea de gallos
Foto: e-consulta

Rodrigo García Escalante es hijo de Ricardo García Guzmán, excontralor de Javier Duarte. A don Ricardo García se le ha señalado por hacer negocios truculentos utilizando empresas fantasma, a la usanza de Javidú. De acuerdo con un reportaje publicado por la revista Newsweek, García Guzmán opera como un cacique al norte de Veracruz: rola la alcaldía del municipio de Pánuco y diputaciones locales entre sus hijos Rodrigo y Ricardo. El periódico La Jornada Veracruz denuncia que la carrera política de la familia García se ha distinguido por subirse al barco del gobernador en turno. Ya fueron alemanistas, fidelistas, duartistas y yunistas. Al diputado pro-tauromaquia y a su familia se les ha vinculado con el crimen organizado. En diciembre de 2016, el diario veracruzano Noreste publicó varios audios en los que se aprecia cómo hacían las cosas en Pánuco.

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