Durante la primera mitad del siglo XIX, un artista japonés con mucha imaginación realizó una serie de grabados que mostraban los diferentes usos que una raza de humanoides le podían dar a su elástico y resistente escroto. La obra cuenta con tintes eróticos que sorprende aún después de más de 150 años de haberse producido.
Utagawa Kuniyoshi fue un artista que utilizó el estilo típico de grabado japonés sobre madera (Ukiyo-e) para producir diversas situaciones en la que los pescadores de una raza extraña usaban sus escrotos como herramientas de trabajo. La colección muestra una irreverencia sexual sin tapujos que juega con el tabú genital y lo transporta a otro nivel.
Estos animales son representaciones humanoides de Tanukis o perros mapaches, especie oriunda de Asia. Las imágenes originales realizadas en tablas de madera cuentan con un tamaño tradicional de 18×25 cms, también conocido como Chuban.
Parte del trabajo de Kuniyoshi se encuentra en el museo Victoria and Albert de Londres. El resto de su colección digital con todo y descripción puede ser encontrada aquí mismo.
Otros de los trabajos de este artista abordan temas “más tradicionales”, tales cómo paisajes, coloridas escenas campiranas, retratos y representaciones visuales de la mitología tradicional sintoísta.
Los japoneses siempre se caracterizaron por ver al sexo como algo humorístico y, en muchas ocasiones, extremadamente privado.