Este miércoles miles de personas han acudido al centro de la ciudad de Londres para dar un último adiós a la ex primer ministra, Margaret Thatcher, fallecida el pasado día 8 de abril a sus 87 años.
El féretro fue llevado en un carruaje de artillería a caballo hasta la catedral de San Pablo, todo el tiempo fue escoltado por una guardia de honor. En algunos puntos del recorrido algunos arrojaron, también, algo contra los caballos que arrastraban el carro de artillería, provocando un sobresalto, ya que se temía que hubiera algún tipo de conflicto, cosa que no pasó.
A pesar de esto, el paso por las calles de Londres con los restos de la política conservadora, se desarrolló con tranquilidad. Más de 4.000 policías fueron desplegados en una enorme operación de seguridad.
Un gran número de espectadores se apelotonaron desde muy temprano en los puntos más atractivos de la ruta del cortejo fúnebre. La mayor concentración se dio ante la catedral de San Pablo, lugar en el que más de 2.300 invitados fueron citados, entre ellos, la reina Isabel II, que asiste por primera vez al funeral de un político desde el que se le realizó a Winston Churchill (1965).
El cortejo fúnebre había salido primeramente de la capilla de Santa María en el Palacio de Westminster (centro del poder británico y lugar donde pasó la noche el cuerpo), y pasó frente al número 10 de Downing Street, residencia de Thatcher durante su administración, lugar en el que recibió una buena acogida por parte de los asistentes que la esperaban en ese lugar.
A las 10 de la mañana (hora de Londres), comenzó su traslado hacia la catedral de San Pablo en un entierro que parecería de Estado ya que recibió honores militares, pero, en sí, el rango del funeral no era el de «funeral de Estado».
Por expreso deseo de Thatcher, su cuerpo ha sido escoltado por 700 militares. Muchos de ellos son veteranos de la guerra de las Malvinas.
El féretro de la ex primera Ministra fue envuelto en una bandera británica y cuando llegó a la catedral de San Pablo ya lo esperaban ocho militares (los cuales también pertenecieron a cuerpos asociados con la guerra de las Malvinas en 1982) quienes cargaron el féretro en hombros para introducirlo a la catedral anglicana.
En la catedral ya esperaban la reina Isabel II, el príncipe Felipe, el gobierno británico en pleno y también representantes de 170 países. Argentina, por su parte, declinó la invitación (después de los políticos insistieron a la familia, ya que ésta había pedido que no invitaran al país sudamericano debido al conflicto que tuvieron ambos países por la soberanía de las Malvinas). Así, se reunieron en luto riguroso todos los representantes para dar el último adiós a Thatcher en una ceremonia que antecede a la cremación del cuerpo.
Tampoco se hicieron presentes los ex presidentes de Estados Unidos que fueron invitados por la estrecha relación que guardaron con Thatcher gracias a sus políticas neoliberales y su íntima colaboración con el presidente Reagan.
Se ha criticado a la delegación enviada por el presidente Barak Obama pues está compuesta sólo por dos exsecretarios de Estado (activos en la época en que Thatcher gobernaba).
Dentro de la catedral, en la misa, Richard Chartres, obispo de Londres, pidió dejar a un lado la polémica que ha rodeado la vida política de la «Dama de Hierro».
En la misa también habló la nieta de la difunta, Amanda Thatcher, la cual leyó pasajes de la Biblia antes de que se escuchara música barroca del órgano de Henry Purcell.
La urna con las cenizas serán depositadas junto a su esposo Sir Denis en el Hospital de Chelsea, dedicado a los pensionados.
Mientras tanto, en las Malvinas, donde Thatcher es profundamente respetada, este miércoles ha sido declarado día de luto oficial y está prevista una misa en su memoria en la ciudad Stanley, capital del archipiélago.
La Polémica
Thatcher despierta las pasiones más encontradas entre el pueblo inglés, están desde los que admiran su gestión de Gobierno hasta los que repudian las políticas de la ex primera ministra que hicieron sufrir a mucha gente.
De acuerdo con una encuesta realizada por ComRes Institut, publicada el fin de semana, sólo el 25% de los británicos aprueban los gastos hechos para el funeral de Thatcher y que han sido pagados por dinero público. Además de los manifestantes, los políticos que se oponían a Thatcher consideran excesivo y pomposo el funeral. Esto ilustra el controvertido legado de Thatcher, ya que se acusa «la hipocresía de un entierro financiado por el Estado para quien estuvo en el origen de 30 años de recortes presupuestarios en el estado del bienestar». y de haber dejado a miles de personas sin empleo con sus privatizaciones y cierres de minas e industrias.
El descontento también se muestra en las redes sociales, en particular, se critica la hipocresía del gobierno ante el coste de la ceremonia, debido a las medidas de austeridad y privatizaciones que fueron impulsados por Thatcher. El director de cine Ken Loach fue quien pidió que el funeral fuera privatizado (esto es que los costes se hicieran a costa de la familia).
Si las estimaciones de los costos de la prensa británica son correctos, el funeral de Thatcher es 2 millones de libras más caro que el de la princesa Diana (7.700.000 libras) y más del doble de la cantidad gastada en el funeral de la reina madre en 2002 (4,3 millones de libras). Numerosos británicos, sometidos desde hace meses a un severo plan de ajuste, criticaron este gasto excesivo, sufragado en gran parte por los contribuyentes, para honrar a la «dama de hierro», que con sus radicales políticas económicas transformó y dividió con profundidad al país.
«Nos estamos gastando 10 millones de libras para esto, es vergonzoso e inaceptable en una época de austeridad», opinó Casper Wislow, un estudiante de Antropología de 22 años, en un punto del recorrido del cortejo fúnebre.
Wislow, vestido con una camiseta con el lema «Society does exist» (“La sociedad existe”, en contraposición con una famosa declaración de Thatcher) formaba parte de un grupo de manifestantes que expresaron su rechazo mostrando la espalda al féretro.
El primer ministro David Cameron, del partido al que pertenecía Thatcher, justifica el gasto diciendo que el funeral es «absolutamente adecuado y correcto», «Ella fue la primera mujer en ser primer ministro, tuvo el mayor mandato en 150 años e hizo cosas extraordinarias».
Aquí unas imágenes tomadas de The Guardian.