Como suele suceder con tribus que tienen cientos de años de vida, las costumbres y tradiciones pasan de generación en generación y para los Gurung, el cultivo y colecta de miel sigue siendo todo un ritual.
A pesar de que poco a poco menos son los aventureros que se atreven a escalar algunas zonas del Himalaya, en Nepal, cada dos años los llamados Gurung, se arman con escaleras hechas a mano, canastas y palos para subir acantilados y buscar las colmenas de abejas más grandes del mundo.
Su estilo de vida -porque así lo es- se encuentra amenazado por la comercialización y excursiones turísticas que ofrecen join a honey hunt a los visitantes, una oportunidad de “unirse a una cacería de miel”. Dicho esto, el fotógrafo Andrew Newey, aprovechó para sacarle provecho a esta tradición y mediante unas bellas imágenes intentar revivir esto.