Tras conquistar la gala inaugural del FICM “NO”, la más reciente película de Gael García Bernal llega este viernes 9 de noviembre a las salas de nuestro país.

Se trata de una filme  que nos detalla el trascendental periodo que vivieron los chilenos en 1988, previo al plebiscito que culminó con el régimen de Augusto Pinochet, y el  halo de esperanza que yace sobre las democracias emergentes en América Latina.   “NO” será la película que represente a Chile en la próxima entrega del Oscar, y previo a su estreno en las salas de nuestro país, Gael García nos comparte este texto, en exclusiva para Sopitas.com.

Ha sido comprobado que todo “NO” es relativo; cualquier “NO” puede transformarse en un “SÍ”.

En 1988, cuando muchos estábamos sumergidos en las elecciones presidenciales de México –uno de los mayores fraudes y desilusiones de nuestro incipiente juego democrático– en Chile, Pinochet y su junta tenían que legitimar su régimen “democráticamente” debido a la creciente presión nacional e internacional.

Para esto, llamaron a un plebiscito (mecanismo que aún no existe en México), una consulta popular para que la gente votara “SÍ” o “NO”. El “SÍ” conllevaba a 6 años más de poder para Pinochet, el “NO” lo derrocaría y permitiría la organización de elecciones libres el siguiente año.

¿Un dictador llama a un plebiscito con la posibilidad de perderlo? Sí, ajá… en efecto, ellos estaban seguros de que ganarían por goleada. Contaban con todos los medios de comunicación a su servicio y con una base clientelar enorme. También tenían un arma “secreta” a su favor: el terror de la gente.

El golpe de Estado contra Allende fue un impacto traumático para la sociedad chilena. El andar cotidiano era opacado por el sometimiento arcaico y autoritario impuesto por los militares. La gente tenía miedo de votar y, en pocas palabras, de ser quien quería ser.

Teniendo todo en su contra, un movimiento social logró derrocar a Pinochet, gracias fundamentalmente a su gran labor política, pero rematada con una campaña de publicidad muy singular: “Chile: la alegría ya viene” era el eslogan del “NO”.

¿En verdad llegó la alegría? ¿A pesar de los triunfos, qué sucedió después? ¿Qué sucede en el vacío que deja el triunfo? ¿Después de celebrar, qué sigue?

Esta historia tiene muchos aspectos en común con la experiencia pasada y presente de México (como de todas las partes del mundo) donde el juego democrático está, a mi juicio, entrando en la época de la adolescencia que lleva a la madurez por caminos espinosos.

Tenemos que cuestionar constantemente a la “democracia” para poder sofisticarla y que deje de ser solamente representada en el juego electoral, donde quien gana es aquel que vende la mejor imagen del país, como si fuera un producto a la venta.

Gael García Bernal

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