Hay momentos en tu vida, que parecen de película.
Esta semana fui invitado para asistir a una función privada de la película de Entourage en la mansión de Playboy; y esto es lo que pasó.
El reloj marca las seis de la tarde y el sol cae a plomo en Sunset Boulevard y debo de aceptarlo: ¡estoy nervioso! De hecho, no sé si estoy sudando de los nervios o por el calor. Tras cambiar una, dos, tres camisas me declaro listo para mi cita, claro, practicando antes mi inglés, no vaya a ser que a la mera hora mi enfructureishon me cueste el ligue con alguna conejita…
Practicando mi conversación para las conejitas playboy que conoceré en #EntourageLaPelícula 🐰 #NoSeDerritanMuñecas pic.twitter.com/HOmgLSvKps
— Sopitas (@sopitas) May 21, 2015
Me subo al auto que me llevará a la pachanga, y el radio no podía ser más atinado que para ponerme: It’s Only Rock and Roll But I Like It de los Rolling Stones. ¿hay mejor soundtrack para llegar a la mansión de Playboy?
Llegamos al número 10236 de la calle Charing Cross en los alrededores de Beverly Hills; o como dicen por ahí, a la tierra prometida! Y así se ve la entrada a la mansión:
Uno sabe que está “en casa”, cuando las personas que te reciben, hablan español: ¿lo malo? es que están ahí trabajando; y es que mientras uno va ahí con la intención de pasar la mejor noche de su vida, hay cerca de 130 personas que se encargan de la seguridad, estacionamiento, servicio y limpieza de la casa de Hugh Hefner.
Lo primero que te recibe es una alfombra roja, en donde cuatro conejitas te dan la más calurosa bienvenida. Debo confesar que nunca en mi vida he ido a Disney, pero estoy seguro que esto es lo más cercano que existe a ello; o al menos así me siento en estos momentos: Con todas las ganas de entrar a ese castillo lleno de princesas!
Tras la obligada foto con las conejitas, pasas a un inmenso jardín; en el que podrás encontrarte con guacamayas, pavo reales, y una gran cantidad de animales exóticos, en una colección que envidiaría hasta el mismo Jorge Hank Rohn o cualquiera de nuestros políticos “exóticos”. También había pericos, pero a eso no le entramos.
Llegamos finalmente a la legendaria “gruta del amor”, o el “grotto”una cascada que encierra tres jacuzzis, velas aromatizadas. Uno de los máximos referentes en la historia de la mansión, así que uno esperaría que también hubiera un coro de rubias exuberantes compitiendo por ser la próxima portada de Playboy, por ejemplo algo así
Sin embargo, en realidad es así:
¿Por qué nadie me dijo que empacara mi traje de baño!?
Hablando de baño, perdón Hugh, pero si sólo voy a estar una vez en mi vida en la Mansión de Playboy, tenía que marcar mi territorio.
Por cierto, en la pared de los baños está incrustada esto:
Nunca entendí bien que era, aunque en el piso me encontré con esto:
¡El directorio telefónico de la mansión!
El alcohol empieza a correr por doquier, whiskey, vino, champagne, lo que ustedes quieran, ¡es la mansión de Playboy! Al interior del recinto, uno se puede dar un quemón del basto universo personal de Hugh Heffner, que va desde pinturas y fotografías que retratan diversos momentos de su vida, lámparas cuyos brazos se adornan con tangas, hasta una estatua de Frankenstein; y es que Hugh, es un gran apasionado del cine clásico.
Mientras tanto, la fiesta continua afuera, y por si no fuera suficiente, un bastardo cumple años y las conejitas le cantaron el Happy Birtdhay ¡BAS-TAR-DO!
¿Una selfie?
Es aquí cuando entrando a la sala de proyecciones nos encontramos con este tipo:
Si, el mismísimo Dan Bilzerian
Ahora si, a ver Entourage: La Pelicula
La verdad es que me gustaría decir más de la película, pero en realidad decidí dedicar esas dos horas a confirmar que mi alergia por los conejos y sobre todo por las conejas. había desaparecido, al menos por una noche.
Finalmente, llegó el momento más temido de la noche: La salida.
El final no podía ser menor, y como todo gran acontecimiento ocurre en medio de un caos de choferes, camionetas, copas rotas y personas en estados inconvenientes.
No es que uno sea necio, pero ¿teniendo tantos cuartos, no nos iban a invitar a dormir?
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