Dana Martin tiene la cara de ser un prisionero cualquiera cumpliendo pasivamente su sentencia en una cárcel de Estados Unidos. Sin embargo, detrás de las barras de su celda se escondía una mente obsesionada con una superestrella del pop; una superestrella conocida alrededor del mundo como Justin Bieber. Su meta: Castrar al canadiense.
Con tijeras de podar.
Y corbatas.
El complot comenzó cuando Dana Martin conoció a Mark Staake, otro prisionero en la penitenciaría estatal de Las Cruces, Nuevo México. Juntos armaron todos los detalles del plan para eliminar al ídolo de millones de fanáticas, pero no sin antes castrarlo con unas tijeras.
Cuando Staake recuperó su libertad, no perdió ni un segundo para reclutar a su sobrino, Tanner Ruane, y volar juntos al estado de Vermont. El primer paso del siniestro plan consistía en hacer escala en este lugar para estrangular a dos conocidos de Martin con unas corbatas de Paisley, la firma del psicópata.
Luego viajarían a Nueva York donde Bieber tenía en la agenda un concierto en Madison Square Garden el 28 de noviembre. Después de matar al guardaespaldas, la pareja de criminales llevaría a cabo la parte más escalofriante del plan.
A pesar de todas las precauciones que tomaron, las fuerzas de la ley frustraron el complot cuando recibieron una denuncia. La fuente de la denuncia fue el autor intelectual del crimen, el mismo Dana Martin. Las razones por las cuales el autor intelectual del crimen delató a sus cómplices son un misterio. Staake fue arrestado en Vermont mientras que el sobrino fue localizado en Nueva York. Entre sus pertenencias encontraron un par de tijeras de podar.
Dana Martin fue sentenciado por matar y violar a una niña de 15 años en 2000, así que había motivo para tomar en serio su confesión. ¿Pero de dónde surgió su plan para atacar a Bieber? El prisionero se encuentra tan obsesionado con él que tiene un tatuaje con el rostro del cantante en su pierna.
¿Así o más raro?
via The Daily Mail
