Frida es una perrita que llegó al corazón de millones de personas gracias a su labor tras el terremoto de 7.1 grados que sacudió varios estados mexicanos, entre ellos la CDMX, Morelos, Puebla y Guerrero.

A sus 13 años esta perrita de raza labrador se volvió toda una leyenda dentro de la sección canina de la Secretaría de la Marina (SEMAR), pues era la líder de tres caninos y como parte del equipo de rescatistas logró encontrar a 52 personas de entre los escombros en eventos mundiales. Pero por si esto fuera poco, también estuvo en el terremoto de Oaxaca, Haití, Ecuador y en la explosión de la torre de Pemex.

Seguramente la recuerdas equipada con un arnés, visor, botitas especiales y toda la valentía del mundo para buscar bajo grandes estructuras a los sobrevivientes. Su entrenamiento comenzó cuando tenía dos años.

En el terremoto de magnitud 8.2 grados, el 7 de septiembre de 2017, logró salvarle la vida a 12 personas y también localizó 40 cuerpos que estaban bajo los escombros en las edificaciones de Juchitán, Oaxaca, uno de los municipios más afectados.

Foto: @gigiodelfin

Los pequeños héroes de cuatro patas entran bajo los escombros para localizar personas y dar aviso a sus compañeros humanos. Ellos han sido entrenados adecuadamente para estas labores y fueron preparados para detectar el aroma de un ser humano, específicamente el de las células muertas que caen de la piel, así como de gases respiratorios o los producidos por un cuerpo de descomposición.

Es por su tamaño que estos animalitos pueden transitar por espacios reducidos y así mejorar las labores de rescate.

A partir de los 14 meses y hasta los 20 comienzan las pruebas para ser integrados y reconocidos como perros de rescate. Pero además, los perritos de carácter más inquieto podrían ser los más aptos para tareas de búsqueda y recuperación de personas.

La comunicación para estos perritos es en alemán por ser el “idioma universal canino” y si bien todos los perros pueden ayudar, los caninos de raza pastor alemán. pastor belga, labrador retriever -como Frida- y otros de talla grande, son los más idóneos para estas tareas.

Frida se convirtió en un símbolo de esperanza de todos. Su popularidad llegó a tal grado que incluso algunos ilustradores mexicanos crearon calcomanías, ganancias que se destinaron para los damnificados.

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