Una de las noticias más importantes del fin de semana en México se originó al interior de las oficinas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Durante los últimos días, colectivos feministas y familiares de las víctimas de nuestro país han tomado las instalaciones para protestar ante la falta de justicia, levantar sus voces y de paso, convertir el edificio gubernamental en un refugio para quien lo necesite.
Las fotos de lo sucedido en el corazón de la Ciudad de México cuentan una historia impresionante.
Las protestas escalaron a mediados de la semana pasada, cuando la madre de una víctima de abuso sexual viajó desde San Luis Potosí hasta las oficinas de la CNDH en la calle República de Cuba número 60, en el Centro Histórico. Tendría una reunión con Rosario Piedra para poder encontrar justicia para su hija.
Al final, fue desestimada con una excusa burocrática y le pidieron que regresara a su casa. En protesta, en ese instante, se amarró a una silla en la sala de juntas.
Esa manifestación desencadenó una serie de eventos en los que colectivos feministas y familiares de víctimas de abuso, feminicidio y desaparición forzada tomaron las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). En entrevistas públicas, han señalado que buscan convertir el lugar en refugio.
“Ya no es Derechos Humanos, ya es nuestra propiedad, no la vamos a entregar, es un okupa para las víctimas”, señala Yesenia Zamudio, una de las manifestantes en una entrevista con Reforma.
“Aquí van a vivir madres de víctimas que tienen niños huérfanos y que no tienen a dónde ir. Que el Gobierno de la Ciudad de México y Gobierno federal le hagan como se les dé la gana. Si hablaban de indemnizaciones, pues ya está, ya nos cobramos”, complementaba.
Las imágenes al interior de la CNDH se han vuelto emblemáticas escenas de una lucha feminista que no ha encontrado justicia.
Además de los letreros tirados, las pintas en las paredes o las banderas que recuerdan las fallas del Estado mexicano en estos casos de abuso, feminicidio o desaparición forzada, otra escena ha dado la vuelta en las redes sociales y tiene la inesperada cara de Francisco I. Madero.
Como parte de las protestas, los colectivos feministas intervinieron una de las obras —presuntamente propiedad de la CNDH— y buscarán subastarla para conseguir recursos.
La respuesta de la CNDH
En un comunicado publicado en sus redes sociales, hasta la mañana de este lunes 7 de septiembre, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) le pidió a las manifestantes que les permitieran entrar al lugar.
“Exhortamos a los colectivos que retienen nuestras oficinas a permitirnos regresar para continuar con nuestras responsabilidades, para escuchar sus demandas y trabajar también en la solución de las mismas”, señalaron. No han entrado a las oficinas desde el pasado viernes.
Entre las fotos, los videos y las protestas, estos últimos días le han hecho un flaco favor a la administración de Rosario Piedra en la CNDH.
Además de los reclamos por su falta de atención o por los casos no resueltos, una vuelta por el comedor de la institución demostró que tenían un guardadito de casi 30 kilos de cortes finos para que la titular y su equipo disfrutaran de la ocasión. “A nosotras nos dan 300 pesos cada que se acuerdan, para ayudar con nuestros pasaje (…) Con lo que cuesta su carne come mi hija un mes, a cuántas familias de víctimas podríamos ayudar a comer con todo esto”, señaló una de las manifestantes.