Al vivir en un país que conoce lo difícil que es atravesar las secuelas de un desastre natural, podemos entender (en parte) lo mucho que sufre la gente en Indonesia ahora mismo. En tan sólo una noche, miles de personas se quedaron sin hogar, mientras que otras sufrieron heridas graves… por no mencionar cosas peores.
Los sobrevivientes al reciente terremoto en Palu, seguido por un devastador tsunami en la isla de Célebes, tuvieron que pasar la noche al aire libre, pero eso es sólo el comienzo del horror. Muchas personas despertaron sólo para reanudar la búsqueda de sus familiares y amigos perdidos, mientras otras lloran por quienes murieron durante esta catástrofe.
Hay cientos de afectados, pero podrían ser muchos más
Según lo que dicen reportes de la BBC, el número de víctimas contadas hasta ahora es mayor a 800, aunque podría llegar a los miles. Se estima que el distrito Donggala, donde viven hasta 300 mil personas, es una de las zonas más afectadas de la isla, aunque todavía se desconoce la magnitud de los daños debido al repentino corte en las comunicaciones.
Varios medios se han encargado de documentar lo sucedido, por lo que varias imágenes han comenzado a llenar las redes sociales. Algunas fotografías han llegado a nuestras manos para poder entender lo dura que es la situación, aunque nos duele un poco mostrarlas porque son fuertes y, obviamente, podrían afectar la sensibilidad de algunas personas.
El presidente Joko Widodo ha dado la orden de trabajar sin descanso en todos los movimientos relacionados con la evacuación de Célebes. Por su parte, Jusuf Kalla, vicepresidente de aquel país, aseguró que continuarán las operaciones de búsqueda y rescate, al menos hasta que todas las zonas afectadas se hayan limpiado.
Además de la labor de varios trabajadores y civiles, también se están usando los recursos disponibles para acelerar los procesos de rescate. Sin embargo, se sabe que la maquinaria para remover los escombros es escasa y que se necesita más ayuda con urgencia.
“Ahora necesitamos desesperadamente maquinaria pesada para limpiar los escombros”, dijo Muhammad Syaugi, director de la agencia de rescate. “Mis trabajadores están en el lugar, pero es imposible depende sólo de la fuerza física para limpiar esto”.
A pesar de que el aeropuerto de Palu fue cerrado el pasado sábado, las autoridades decidieron abrirlo nuevamente, de modo que se pudieran realizar vuelos humanitarios y comerciales. Esta sería la única ayuda externa que podría llegar a esa zona, ya que varios puertos marítimos quedaron totalmente destruidos.
Estamos conscientes de que Indonesia tiene un largo camino por recorrer antes de alcanzar una recuperación completa. Nuestra fe y mejores deseos están con los afectados y sus familiares, así como con todas las personas que están haciendo un esfuerzo por encontrar a los desaparecidos.