La fotógrafa rusa, Irina Popova logró retratar la vida familiar de Anfisa, una pequeña de 2 años junto a sus padres drogadictos.
Popova vio a Lila, la madre de Anfisa en las calles de San Petersburgo en 2008. Lila estaba totalmente ebria, pero tenía un bebé en una carreola, cuando Popova le preguntó si podía hacerle una sesión de fotos, ella asintió y la invitó a su departamento, donde conoció a Pasha, su padre y cómo vivía Anfisa.
Las siguientes imágenes nos muestran las dos caras de la moneda, por un lado tenemos el amor filial y por el otro la vida junkie e irresponsable. Es una clara muestra de la decadencia de los valores tradicionales, en los que el ideal es el bienestar de los niños antes que cualquier otra cosa.
Estas fotografías nos invitan a pensar cómo es la vida de Anfisa en un entorno, que pese a mostrarse amoroso, está deteriorado por el consumo excesivo de drogas. La fotógrafa relata que después de la sesión, Lila, la madre de Anfisa, la abandonó y ahora Pasha, su padre, es el encargado de cuidarla.