Criticado por unos, aplaudido por otros, el presidente de Filipinas no quita el dedo del renglón y advierte que continuará dejando que la gente “dispare a matar” en contra de cualquier individuo que esté relacionado con el tráfico de drogas (venta-consumo).
En palabras recogidas el pasado sábado, Rodrigo Duterte defendió la sangrienta guerra que ha entablado contra el narcotráfico, la cual inició en mayo y, hasta la fecha, ha cobrado la vida de aproximadamente 800 personas… algo que en tierras mexicanas no sorprende, a no ser por la “franqueza” con la que se expresa el presidente.
“Mis órdenes son de disparar a matar. No me importan los derechos humanos. Créame. Me importa una mierda lo que digan. Esta guerra es contra las drogas y aquí tenemos una crisis”.
Claro que, como hasta en los perros hay razas, Duterte ha prometido “proteger” a soldados y policías que estén envueltos en delitos… lo cual no significa que la librarán, ya que ellos enfrentarán cargos penales. “En la medida en que se haga en cumplimiento del deber por parte de un soldado y policía, es mío. Esta es mi garantía personal y oficial. Responderé yo por los hechos. Si un policía aparece en un encuentro, que no se investigue más. Esta es mi orden”.
Lo anterior fue casi anticipando lo que después vendría: la madrugada del domingo, en un mensaje en cadena nacional, Duterte, reveló una larga lista de integrantes del gobierno filipino que tendrían vínculos con grupos criminales (miembros del gobierno, jueces, congresistas, militares, etc).
De acuerdo con Al Jazeera, son al menos 158 integrantes de la administración filipina los que conforman la lista negra, revelada -según Duterte- como parte de las acciones en contra de la “narcopolítica” que impera en el país.
Al respecto de la situación que se vive en la tierra de Pacquiao, el director ejecutivo la Oficina de las ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), Yury Fedotov, señaló que se están cometiendo evidentes violaciones a los “derechos y libertades fundamentales”. Por su parte, el líder filipino de la iglesia católica, Socrates Villegas, lamentó que de la “generación de adictos a las drogas, se esté pasando a la generación de asesinos; “esto es una pesadilla, despiértenme y díganme que esto no es verdad”…
Pero son más los aplausos que las críticas: Duterte goza de una aprobación del 91%.