Seguro que vieron las fotos. A finales de febrero de 2022, la conversación en el mundo entero —guiada por las imágenes que llegaban a nuestras pantallas— se enfocaba en el dolor humano por una guerra que se desató al instante. Especialmente recordamos las historias de miles de personas huyendo de sus hogares en Ucrania.
De acuerdo con las cifras de la ONU, cerca de 6 millones y medio de personas abandonaron sus hogares.
La guerra con Rusia todavía no termina y las víctimas militares siguen apareciendo cada día. Sin embargo, el fuego cerca de áreas civiles se ha contenido en las últimas semanas.
Han pasado, más o menos, tres meses desde que se desató el conflicto armado pero empezamos a ver imágenes esperanzadoras. Mientras la guerra se concentra en las zonas del Donbás —al este de Ucrania—, miles de personas buscan regresar a sus hogares en otras partes del país.
En la frontera con Polonia, al oeste de Ucrania y en la esquina más alejada de la guerra, las filas para regresar a su país superan los 16 kilómetros de coches.
La Guardia Fronteriza de Polonia asegura que cerca de 28 mil personas cruzan de regreso todos los días y más de un millón 300 mil han regresado a Ucrania desde que se ha tranquilizado un poco la situación.
Aunque obviamente tienen sus complicaciones, como que la gran mayoría de aeropuertos están cerrados o que los puertos —como la famosa Mariupol— son lugares de extremo peligro, el ambiente en las personas ha perdido, al menos un poco, el miedo de hace semanas.
“Las lágrimas que vemos ahora son de reuniones felices”, escribe Ayen Bior, un reportero de NPR que está en la zona.
Cuenta, por ejemplo, la historia de Oksana Chikh, una policía ucraniana que dejó a sus hijos en la frontera con Polonia cuando empezó la guerra. No los había visto desde finales de febrero y ahora se pudieron abrazar en medio de las filas para regresar. Sus hijos tienen 6, 9 y 11 años.
En las filas para regresar hay jóvenes que pasaron los últimos meses escondidos en Polonia o Alemania. Hay un saxofonista que está regresando de tocar en Europa.
Hay camiones y camiones con personas esperando volver a sus casas. Algunas personas dicen llevar 40 horas en la fila.
Aunque la guerra en Ucrania no ha terminado y el conflicto con Rusia se mantiene activo, la vida empieza a avanzar un poco. “Cruzar las fronteras no se sienten como una encrucijada de donde no hay vuelta atrás”, escribe Bior en su reportaje. Unas líneas abajo, recuerda el caso de una joven de 14 años que espera regresar a su casa para jugar con su familia y su perro.