El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, falleció la noche del pasado 25 de noviembre. Su muerte no ha sino contrastado opiniones y volcado comentarios de un extremo al otro: hay quienes recalcan sus logros y resistencia y le hacen una hagiografía, mientras que otros más festejaron su partida y le construyeron un libelo al comandante. El área de grises, lo que hay entre una y otra opinión respecto al revolucionario, es terreno inhóspito.

Los más diplomáticos dicen que la historia será la encargada de juzgar, absolver o condenar el mandato del dictador cubano, quien gobernó su país desde 1959 y hasta 2008, cuando la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba designó a Raúl Castro, su hermano, como su sucesor. Dicen que con su muerte se nos terminó por ir, ahora sí, el Siglo XX, y otros más directos, como el literato peruano Mario Vargas Llosa, han previsto una mejora en la isla caribeña tras su fallecimiento.

En México, diversos actores políticos se han posicionado respecto al fallecimiento del líder revolucionario. Personajes como el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, además de su esposa y potencial candidata a la Presidencia en 2018, Margarita Zavala, indicaron que la muerte de Castro abre las puertas a la democratización de Cuba. Por su parte, el dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, equiparó al exmandatario cubano con el activista y político sudafricano Nelson Mandela.

La relación bilateral entre México y Cuba fue muy importante y cercana, sobretodo durante las administraciones del PRI. Con la alternancia en el poder, con la llegada del PAN a Los Pinos, la situación se diluyó y en algún momento estuvo a punto de quebrantarse (¿recuerdan el famoso “comes y te vas”?). Fidel Castro, como figura de contrastes que fue, encontró apoyo en dos figuras polémicas y repudiadas que portaron la investidura presidencial: Luis Echeverría y Carlos Salinas de Gortari.

Hay quienes afirman que ni la Revolución Cubana ni la figura en que se convirtió el comandante Fidel Castro hubieran sido posibles sin el apoyo de México y el sistema político que imperaba en nuestro país en aquellos años. Fidel, afirma el investigador y periodista Jacinto Rodríguez en la revista Emeequis, tuvo como aliado “casi incondicional” al gobierno mexicano del PRI.

Según el periodista, los agentes de la “temible” Dirección Federal de Seguridad, a cargo del polémico Fernando Gutiérrez Barrios, detuvieron en México a Castro y su compañero Ernesto Guevara en 1956, cuando se preparaban para realizar el asalto al cuartel Moncada. El director de la dependencia dejó libres a ambos guerrilleros… cuando en Mexico se perseguía a miembros de movimientos campesinos, sindicales, médicos y estudiantiles.

“Un hombre que en la historia de México es sinónimo de miedo, torturas y desaparecidos alcanzó el grado de héroe para Fidel”, asegura Rodríguez en su texto. A cambio del apoyo político, Castro apagó los sueños de la guerrilla mexicana: cuando fueron a buscar herramientas, entrenamiento y preparación a la isla, los revolucionarios mexicanos se encontraron aburridos y aislados dentro de habitaciones de hotel en La Habana.

De acuerdo con el investigador Roger Bartra, esta relación es una muestra de las contradicciones del sistema político del PRI, que por una parte recibía asilados políticos de Sudámerica, mientras que por el otro mantenía la represión a los manifestantes, indica la cadena BBC. Castro y Echeverría, más allá de la política, fueron buenos amigos. En cada visita del comandante cubano a nuestro país, una visita a la morada del exmandatario, que actualmente tiene 94 años, era una cita obligada.

Según los textos periodísticos, una relación similar se reeditó con el expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien se encuentra en Cuba para despedir a su entrañable amigo, el comandante Castro. En entrevista con el comunicador Carlos Loret de Mola, el exfuncionario indicó que el pueblo cubano será el encargado de juzgar si Castro fue un héroe o un villano, además de afirmar que los pueblos son quienes eligen su propio destino.

Desde su enfoque, la relación entre ambos países siempre fue “respetuosa y constructiva”. Salinas de Gortari dijo que en México encontraron apoyo antes de hacer la revolución, pero que no hay registro alguno de que nuestro país pactara con Fidel para evitar su injerencia en asuntos de gobierno, apunta SinEmbargo.

Cuba fue el primer país en reconocer el triunfo electoral de Ernesto Zedillo tras la “caída del sistema”, afirma el periodista Jenaro Villamil, como una retribución a Salinas de Gortari, después de que él fuera mediador entre Cuba y Estados Unidos durante la crisis migratoria de 1994. El comandante justificó su cercanía con el exmandatario mexicano debido a que en esa negociación se portó “bien y actuó realmente como mediador y no como un aliado de Estados Unidos”.

En una carta dada a conocer en agosto de 2010, el líder revolucionario señaló que Salinas mantuvo la práctica de visitar Cuba frecuentemente y que intercambiaba opiniones con él, además de nunca tratar de engañarlo. El mandato de Fidel Castro coincidió con el gobierno de ocho mandatarios mexicanos: Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

FOTOS: GETTY IMAGES, EMEEQUIS, NOTIMEX

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