Por: Erick Ponce y Max Carranza
La sesión de este jueves en la Cámara de Diputados había acaparado los reflectores porque —entre otras cosas— se iba a discutir la reforma que plantea la desaparición de 109 fideicomisos públicos. ¿Qué pasó? Después de andar todo el día discutiendo, al final del día, la victoria se la llevó la marrullería. El controvertido dictamen terminó atorado en San Lázaro porque no se juntó el quórum.
Entonces, la desaparición de los fideicomisos se discutirá el próximo martes 6 de octubre.
Cerca de las nueve y media de la noche, cuando la sesión alcanzaba las 10 horas de transmisión, se declaró en el pleno de San Lázaro que no había suficiente quórum para votar esta reforma.
A esas horas nomás había 222 diputadas y diputados presentes.
El bajo número de diputados obligó a la presidenta de la Mesa Directiva, Dulce María Sauri, a levantar la sesión y reagendarla para la próxima semana.
Contarles que esta decisión levantó corajes sería llevarla leve. La falta de quórum llegó después de un receso de 15 minutos en el que los diputados de Morena y de sus aliados en la Cámara de Diputados habían acusado —con la presidenta de testigo— que los diputados panistas habían estado en la sesión pero se hicieron patos a la hora de ir a votar sobre los fideicomisos.
Al final los esperaron más de 50 minutos y nunca se apareció su sufragio.
El diputado de Morena, Rubén Cayetano García, se enojó durante la sesión y exigió al micrófono: “no se vale que exista la marrullería legislativa”.
Como dato chusco, durante la espera, se asomó el diputado panista Jorge Luis Preciado. ¿Qué hizo? Presionó públicamente a la diputada presidenta para que levantará la sesión de los fideicomisos, sabiendo que sus compañeros no estaban. “Pítale, árbitro”, dirían en el pambol.
¿Qué se estaba discutiendo con los fideicomisos?
Apenas, el 29 de septiembre, la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, de la Cámara de Diputados, aprobó la iniciativa de Morena para desaparecer 109 fideicomisos y enviar los recursos de estos fondos a la Tesorería de la Federación, con la finalidad de utilizarlos para la crisis de la pandemia de COVID-19.
Entre los fideicomisos que podrían desaparecer con esta iniciativa están algunos que apoyan la investigación científica, impulsan la producción de cine en nuestro país, y protegen a periodistas y defensores de derechos humanos bajo amenaza de muerte; así como otros que garantizan la reparación de daños a víctimas de violencia y los que ayudan después de desastres naturales como terremotos o huracanes.