Otro día más en Morelia. Sin haber visto uno sólo de los documentales en competencia, decidí reservar la función del medio día para ello, mientras que la mañana estaría dedicada a uno de los largometrajes en competencia y el plato fuerte, al menos comercialmente hablando, llegaría en la noche.

“Halley”

Nueve de la mañana y Sebastián Hofmann abría el día con “Halley”, filme que relata la historia de un hombre sumamente enfermo que se aferra a la vida, mientras intenta lleva una rutina aparentemente normal.

El deterioro físico del protagonista se contrapone a la delicada atmosfera de su hogar, haciendo todavía más dramático e incómodo el progreso de su decadencia. Aunque en ocasiones parece exagerar en la contemplación, en la mayor parte de estas secuencias no cae en lo chocante, pues la soledad e introversión del personaje así lo permite.

El negrísimo humor que se maneja, así como la poca –pero efectiva– música que se incluye, son elementos que ayudan a cambiar el ritmo, inyectándolo con ciertas dosis de vida. La influencia de Cronenberg es evidente, sobre todo en las escenas en solitario del actor Alberto Trujillo, quien con su actuación logra pintar un retrato crudo y fresco (aunque quizá no sea la palabra más adecuada) de un “muerto viviente”.

Quizá no sea una película completamente redonda, pero fue una agradable sorpresa. Algo de lo mejorcito que he visto en la competencia y sin duda, una fuerte candidata.

“Paal”, “Estela” y “El sueño de San Juan”

Pasado las doce del día, me senté en una sala a la medio llenar, listo para ver tres de los documentales en competencia.
Mientras que la vida cotidiana de un grupo de niños mayas en mostrado de una forma muy romántica en “Paal”. Las costumbres y el misticismo, se mezclan con la influencia de una sociedad occidental (la mexicana) distante y al mismo tiempo invasora que parece aún no haber devorado todo a su alrededor.

El segundo trabajo, “Estela”, apuesta por una premisa llena de misterio, en la que se intenta recrear la imagen de mujer a través de una serie de videos y de los testimonios que quienes la conocieron. Una muy interesante propuesta, pero que al final no termina por cuajar parece quedarse en la memoria justo así, como una estela.

Finalmente, “El sueño de San Juan” se levanta como la propuesta más solida de las tres, en la que un pueblo en Oaxaca busca la ayuda del gobierno, ante la inminente amenaza de un desastre natural. Mi favorito de la sesión.

“Tlatelolco, verano del 68”

Ya de noche, la función estelar estaba destinada a una película que seguramente dará mucho de qué hablar, aunque no precisamente de forma positiva. “Tlatelolco, verano del 68”, de Carlos Bolado, narra los hechos sucedidos el 2 de octubre de 1968, cuando el gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, masacró a cientos estudiantes para luego unos días después, inaugurar los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México.

Todo es visto a través de los ojos de dos jóvenes, una chica rica y un chico pobre, representando la misma historia de amor imposible que ya hemos visto hasta saciedad, bajo el pretexto de mostrar la diversidad del movimiento.

Aunque magníficamente ambientada, la cinta falla al no contar con un discurso sólido. Todos os mexicanos conocemos la historia (al menos bibliográficamente), por lo que uno esperar ver más allá de una simple recreación de los hechos.

Sin embargo, “Tlatelolco” se queda ahí, en lo superficial. Si su cometido es, como ayer dijeron los productores en una conferencia de prensa, mostrarle a los jóvenes lo sucedido en los episodios más lamentables de la historia de México, el resultado es un completo fracaso.

Falta carne, falta coraje, falta argumento. Para entender el contexto del 2 de octubre, no sólo basta con denunciar (si es que a estas alturas a eso se le puede llamar denuncia) las atrocidades cometidas por un gobierno totalitario y corrupto, sino ayudar a entender el motor de un movimiento estudiantil que de otro modo parece ajeno y distante.

“Tlatelolco” necesita demasiadas concesiones para disfrutarse, algo que de hacer en este punto de la situación política y social de México, me resulta imposible.

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