Domingo, segundo día de actividades en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) y la lluvia casi no ha parado. Con las calcetas húmedas y un cielo completamente cerrado, me preparé para ver la película que abre la competencia de la Sección de Largometraje Mexicano: Táu.
Táu
Ópera prima del director Daniel Castro Zimbrón, el filme es un viaje introspectivo de un hombre en el desierto de Wirikuta. El protagonista, interpretado por Brontis Jodorowsky (hijo de Alejandro), está en la inmensidad del desierto, en donde se consume a sí mismo encaminado por el profundo dolor de una pérdida.
Como la serpiente que se devora su propia cola, el personaje se encuentra consigo mismo (y con sus fantasmas) en un ciclo que parece infinito, pero que al mismo tiempo es distinto con cada vuelta que se da. Encontrar la salida, como quien dibuja una espiral.
Historia llena de mística e introspección, en la que Jodorowsky carga sobre sus hombros con la mayor parte del peso narrativo, rodeado por las impresionantes locaciones del desierto de San Luis Potosí.
Ginger & Rosa
La directora inglesa Sally Potter, una de los invitados especial al FICM, presentó su más reciente cinta, titulada Ginger & Rosa. Poco antes, sostuvo una plática respecto a carrera en el cine, así como la influencia de otras disciplinas como la poesía y la danza.
En cuanto a sus inicios, Potter señaló: “Quedé encantada desde la primera vez que me puse detrás de una cámara, desde la primera vez en que vi el mundo a través del lente, limitada por el cuadro negro de alrededor. Allí fue que supe que me gustaba hacer cine”. Mientras todo esto sucedía, una reportera local se volteó hacia mí y me dijo: “Como que la plática está medio aburrida, ¿no? No han dicho nada interesante.”
Charla con la directora Sally Potter en el Teatro Rubén Romero
Una hora más tarde, la sala 4 del cine estaba llena para ver Ginger & Rosa, un filme que nos relata la historia de dos inseparables adolescentes, quienes en medio de la crisis de los misiles en Cuba (la película está ambientada en 1962), experimentarán un despertar –sexual e intelectual– que terminará por ponerlas una frente a la otra.
El inminente fin de los tiempos que representa la amenaza nuclear, se diluye cuando la verdadera hecatombe reside al interior de una demacrada familia. Un trabajo con una realización de impecable manufactura y de una calidez palpable.