Pocas personas son tan ocurrentes como los gringos jubilados. Con dinero y varios años de ocio por delante, son capaces de las locuras más inverosímiles. Para muestra, Bruce Campbell, quien transformó un avión de pasajeros en su nueva casa.
Después de terminar sus años laborales como ingeniero, Campbell decidió comprar un Boeing 722-200, para lo que desembolsó unos $100.000 y pasó una década convirtiéndolo en su nueva morada.
El buen Bruce, de 62 años, colocó su nueva casa en los bosques de Oregon, y románticamente la describe como “un ave que está destinada a volar”.
La casa está equipada con todas las modernidades de un hogar común. Su dueño y creador arrancó algunas filas de asientos para adaptar un dormitorio, una estancia e incluso una oficina. También mejoró los baños y construyó una regadera para tomar sus duchas de jubilado. Aunque eso sí, su lugar favorito es la cabina de los pilotos.
Don Bruce cuenta que dos de los mayores retos a la hora de la adaptación, fue la instalación de luz eléctrica y de cañerías. La entrada y salida es por la escalinata principal de ascenso y descenso de la tripulación.
Como toda su vida fue un apasionado de los aviones, ahora que vive en uno, trata de mantenerlo limpio y ordenado.
Conozcamos pues, su humilde hogar:
“Es un buen experimento en un entorno de vida que, espero, resulte algo que la humanidad abrace con entusiasmo en un futuro. No es para todo el mundo. Pero sin duda es para mí. Me encanta “, dijo Bruce muy emocionado, como pa’ que nos animemos y hagamos lo mismo.
Por lo pronto, cuando yo me jubilé haré lo mismo, pero con un camión de pasajeros, de esos que van a Tepoztlán y Cuautla.