Esta mañana se dio a conocer la noticia del deceso del señor Jaime Almeida. Aunque para muchos de ustedes seguramente el nombre no les signifique nada, para muchos otros este señor representó toda una enciclopedia del saber musical.
En la década de los 80, cuando en México era todo un triunfo que se pudiera hablar de Rock en los medios, debido al oscurantismo al que nos habían sometido los gobiernos de los 70, Jaime Almeida tuvo un importante espacio en la televisión nacional: Estudio 54.
Nombrado igual que la famosa discoteca neoyorquina, en este programa transmitido por el Canal 8 (posteriormente Canal 9) de Televisa trajo a las pantallas mexicanas imágenes de las más grandes figuras del Rock, que hasta entonces sólo podíamos ver en escasas películas o como figuras estáticas en las decenas de revistas existentes.
Almeida daba todo tipo de datos y detalles (sin internet, sin Google) sobre las más grandes figuras de la música.
Estudio 54 se transmitió de 1982 a 1990. Suponemos que por “órdenes de arriba”, el programa solía programar otro tipo de emisiones dedicadas a la música clásica, el Jazz, el Mambo, la música Disco e incluso los Boleros o la música vernácula. Sin embargo, el fuerte de esta emisión fue el Rock. Ahí estuvieron en televisión nacional, llegando a miles de hogares, las primeras imágenes de Woodstock, las sesiones de Let It Be con los Beatles, muchos shows de The Who, Jimi Hendrix incendiando su guitarra desde el festival de Monterey Pop, Janis Joplin hasta el cepillo de borracha junto a Otis Redding en el mismo festival, Edgar Winter con su estrafalario teclado que lanzaba sonidos de ciencia ficción, KISS con todas sus pirotecnias, y los extraordinarios y maratónicos conteos de las canciones más populares de Billboard, en los cuales apenas pasaban un breve fragmento de las canciones con la respectiva fotografía de su intérprete; un trabajo verdaderamente titánico del equipo de producción que sin la ayuda de ningún medio digital, tuvo que disponer de material fotográfico de revistas y periódicos, bastante difíciles de conseguir entonces. Igualmente memorable un programa que le dedicara completamente a la historia de la guitarra eléctrica, en el que incluso llevó a un guitarrista (cuya identidad nos es desconocida) con una gran serie de pedales de efectos, explicando lo que hacía cada uno, cosa que hasta entonces no era habitual ver en televisión.
Otra de las secciones más gustadas era el centro de cómputo de Spin, una especie de laboratorio con primitivas y enormes computadoras desde las cuales se imprimían cartas astrales de figuras como Elvis Presley o John Lennon. Imagínense que se tardaba tanto en imprimir que al señor Spin (de larga barba blanca y bata de laboratorio, muy parecido a Gandalf) le daba tiempo de explicar el funcionamiento de todas las máquinas que se veían a sus espaldas.
Aunque en los años recientes se le vio involucrado con otro tipo de programas televisivos francamente detestables, el señor Almeida mantuvo sus labores al servicio de la música fungiendo como coordinador del catálogo de radio de la Fonoteca Nacional.
Se va uno de los grandes conocedores musicales mexicanos, una verdadera eminencia de la música, y un pionero en la difusión del Rock en nuestro país, quien siempre tuvo uno de los mejores consejos para los televidentes: “Hay que darse un tiempo para oír música.”
¡Rock In Peace don Jaime!