En Cardiff, donde aparentemente nada pasa, un empleado de KFC fue despedido… pero con una sonrisota en la cara, ya que al darse cuenta de la forma en que unas clientes trataban a su compañera hizo lo que cualquier miembro del Club de la Pelea indignado empleado de cocina haría: le echó unos crujientes vellos púbicos a las órdenes de las susodichas.
Por si las chicas no se dieron cuenta que el pollo que les dieron estaba medio peludo, el propio empleado colocó un mensaje en una página Facebook donde todo mundo se entera de los principales acontecimientos de su localidad. En resumen: a las chicas que fueron al KFC de la avenida Western entre las 1-1pm, por la forma en que trataron a mi amiga diciéndole que “necesitaba sonreír más”, espero que hayan disfrutado la comida que les preparé, estarán sacándose los vellitos de los dientes por una semana.
Como a la mayoría de los clientes seguro se les revolvió el estómago pensando que por su garganta pudieron haber pasado los rizados pelitos de un puberto, un vocero del Coronel Sanders en Gales señaló que no creen que haya pasado tal incidente.
“Hemos investigado lo que ocurrió y sí hubo un altercado entre las clientes y un miembro de nuestro equipo (pero) No creemos que los alimentos estaban contaminados de alguna manera (…) tenemos los más altos estándares de higiene y ni siquiera toleramos ese tipo de comportamiento, por lo que el empleado fue suspendido tan pronto como el asunto llegó a nosotros.
Pues como sea, una valiosa lección: Nunca te pelees con quien maneja tus alimentos.