Por Beatriz Acevedo
Ixchel Aradia, un proyecto con conciencia socioambiental

Entre el tabú y el impacto ambiental del uso de las toallas femeninas y tampones desechebles, Ixchel Aradia surgió como un proyecto dedicado a la salud integral de las mujeres que incluye el compromiso del cuidado y re-conexión consciente con el planeta y el cuerpo femenino.

Con esfuerzo y constancia han recorrido comunidades indígenas, escuelas, reclusorios femeniles y barrios de alta marginación, teniendo como único fin educar para resignificar la sangre menstrual a través de talleres dirigidos a mujeres vulnerables que, pese al miedo y al asombro, se transforman en mujeres empoderadas, que fortalecen una red de apoyo mutuo mediante una economía biosocial.

Acción comunitaria en Consejo de Visiones en Xulha Quintana Roo.
Foto cortesía de Ixchel Aradia.

El fruto de su esfuerzo hoy se ve reflejado en el lanzamiento de la Primera Copa Menstrual Social Mexicana, certificada ante ISO:13485 y con registro en Cofepris.

La conexión con las ancestras

En términos ecofeministas la dignidad de la mujer rescata el papel en el cuidado de la naturaleza, mediante la conexión con sus saberes ancestrales. Las prácticas del cuidado de la tierra, el cultivo y uso de hierbas medicinales, al servicio de la salud integral de la mujer, son conceptos que también están presentes en este proyecto.

Vencer los tabúes en torno a la menstruación es atreverse a romper con el sometimiento mismo de las mujeres en condición de vulnerabilidad a lo largo y ancho del territorio mexicano. Entre la subordinación de las mujeres y la explotación destructiva de la naturaleza, su proyecto busca alcanzar justicia para las mujeres y transformar la relación humana con los demás seres vivos y los ecosistemas, ya que con el uso de su copa menstrualmse disminuye considerablemente el impacto ambiental de otros materiales, dañinos a su higiene íntima.

Laia Cerqueda y Steph Ferrera, fundadoras de Ixchel Aradia impartiendo talles de salud femenina integral

Cuando se resignifica la sangre menstrual se hace valer el derecho de las mujeres a una salud integral. La condición de vulnerabilidad de cientos de mujeres en las comunidades visitadas por Ixchel Aradia nos recuerdan la falta de acceso a productos de higiene íntima, pues la prioridad es el alimento de ellas y sus familias.

El arte menstrual, atreverse a resignificar

En palabras de la artista Diana Semilla: “Pintar con sangre menstrual es conectarte con tus aguas, es amar tu naturaleza, es comunicarte con tus ancestras y sanar las memorias de tu alma. Pintar con sangre menstrual es embellecer el mundo vistiéndolo de rojo… rojo amor, rojo vida, rojo es el color de tu océano interior.”

Atreverse a hablar de lo que, por increíble que parezca, sigue siendo un tabú en muchas comunidades del interior de la república, además de desarrollar arte, es otro de los logros de este proyecto integral.

Diana Semilla

La artista Diana Semilla nos recuerda que a la sangre menstrual se le ha visto como un desecho, algo sucio, creando la falsa idea de que se trata de algo de lo cual la mujer debe avergonzarse y ocultar; por ello, el arte menstrual provoca en l@s espectador@s una variedad de impresiones, confrontando tabúes y prejuicios.

Semilla afirma con claridad que al ser la sangre portadora de la información genética para nuestra descendencia (futuro) y contenedora de la memoria de nuestro linaje ancestral (pasado), tiene el potencial de propiciar en las mujeres que pintan con su sangre procesos alquímicos de sanación interior, de su historia personal, de sus ancestros y l@s que están por venir.

En una de sus máximas nos revela que no es necesario “saber pintar”, sino crear con intención consciente. Con cada creación, por más sencilla que ésta sea y sin importar su estética, articulamos significado, transmutando el peso que se ha puesto sobre nuestra sangre.

Reflexión para tener presente

Cada vez que nos acercamos a la situación de vulnerabilidad de las mujeres en cualquier circunstancia en la que se encuentren, nos enfrentamos a una realidad que por comodidad vemos como ajena. Es por ello que proyectos como el de Ixchel Aradia nos deben hacer reflexionar sobre la condición de privilegio que gozamos en las grandes ciudades.

No podemos ser tolerantes e indiferentes al sometimiento y falta de acceso a información vital que viven las mujeres de las diferentes comunidades indígenas del país, ya que somos un país rico por su cultura y saberes ancestrales, principalmente de las mujeres de los pueblos originarios.

Wey Cup es la primera copa menstrual social mexicana que se ocupa de tejer una economía biosocial en beneficio de las mujeres en condición de alta vulnerabilidad, un trabajo integral que está rompiendo con mitos y tabúes, al tiempo que contribuye a disminuir el impacto ambiental de las tradicionales y tóxicas toallas intimas desechables.

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Beatriz Acevedo es geógrafa, especialista ambiental, promotora de la cultura ambiental, a través del arte, la cultura y el cine documental.

Twitter: @ConSentidoVerde

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